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Lo real y el grupo | Lógicas colectivas | Cuatro+Uno
LÓGICAS COLECTIVAS

Lo real y el grupo
Eric Laurent

 

Hay textos cuyo contexto de enunciación determina las claves de lectura frente a importantes obstáculos. El texto de Lacan "La Psiquiatría Inglesa y la guerra" es uno de ellos. El pretexto que da lugar al texto es simple. Se trata de una conferencia que refleja el resumen de un viaje de estudios de cinco semanas efectuado en septiembre de 1945, como psiquiatra francés, para estudiar las transformaciones de la psiquiatría inglesa por la guerra. En realidad, se tratará del impacto del psicoanálisis y de sus métodos sobre la psiquiatría Inglesa.

Libro de abordo de un final de guerra, la reescritura de la conferencia en 1946 incluye un diario de viaje de la investigación técnica, del relato filosófico de la interpretación psicoanalítica de un estado del malestar en la civilización.

El viaje se realizó por Inglaterra y por el país del psicoanálisis. La investigación técnica nos lleva al manejo de los pequeños grupos y a la ubicación del futuro de la psiquiatría en el cuadro del Welfare state.

El relato filosófico nos conduce al sentido que hay que darle al realismo, al utilitarismo. La interpretación psicoanalítica conduce al impacto comparado de la decadencia de la imagen paterna en dos áreas culturales distintas. Finalmente, es un tratado de ética en el cual se define el lugar del psiquiatra-psicoanalista en el mundo de post-guerra. Se trata de un manifiesto de definición de los deberes y las responsabilidades que implica su acción.

Estamos en una época que está muy lejos de nosotros. Se trata de una ruptura histórica en la que todo parece marcado por el sello de la novedad y del llamado. A la salida del infierno, hay un mundo a reconstruir. La atmósfera es de utopía, de proyectos sociales. Se trata de una de esas bisagras históricas en las que el hombre parece dueño de su destino. La presencia de la dimensión colectiva no es vivida por el sujeto como una ley de hierro sino como una ocasión de tomar partido. Observemos cómo Lacan, en un período en el que la necesidad de ideología estaba tan presente hace una utilización muy particular del término ideología. La "cortina de hierro" cae apenas. El choque ideológico todavía no es el del comunismo contra el liberalismo. Por un momento, todavía podemos hablar de la ideología Inglesa y oponerla a la Francesa.

En ese contexto tan particular de la inmediata post-guerra, en nombre del "realismo", Lacan va a expresarse. Ciertamente, se trata de un realismo particular, el realismo psicoanalítico. La reintroducción del término realismo, la apreciación de la dimensión de lo real es delicada en el contexto y Lacan lo sabe.

Él acepta el desafío. Sabe que la noción de "realismo político" sirvió para tapar los peores arreglos con el nazismo desde su llegada al poder. La referencia indirecta hecha al libro de Julien Benda publicado en 1927, la "Traición de los clérigos" señala bien el problema. En esa obra, Benda glorificaba la misión del intelectual, el "clérigo", en su relación con la verdad. No debía ceder jamás frente al deber de decirla, frente y contra todo servicio a una ideología.

Ahora bien, en el desmoronamiento de las democracias en la entre-dos-guerras, muchos intelectuales se pusieron al servicio del así llamado "realismo" abdicando de su primera misión. El realismo, al final de la guerra tuvo mala prensa. Sin embargo, será bajo su vocablo que Lacan se ubica. Apreciemos la dificultad del ejercicio. Si hay una cosa que demostró la segunda guerra mundial es la espantosa docilidad del hombre moderno, listo a enrolarse bajo las "ideologías de la nada".

Como lo dice Lacan irónicamente, al final del texto "no es de una muy grande indocilidad de los individuos que vendrán los peligros del espíritu humano". Es la gran lección de la guerra. Siempre conservada por Lacan. Desde el punto de vista psicoanalítico se enuncia en una conjunción perfectamente observable de "los abandonos más apáticos de la conciencia" y de la tiranía de la pulsión de muerte bajo su cara de superyó. Con todo quiere mostrar que se trata de un realismo que no es compromiso y abandono. Es un realismo que se enfrenta con las "potencias más sombrías del Superyó" con determinación y con el designio de vencerlas. Es necesario ese horizonte para interesarse con tanta pasión en una experiencia que podría reducirse a no ser más que una operación miserable al servicio de una política contingente. Por qué descifrar el porvenir de esta tarea de "adaptación" de los hombres al esfuerzo de guerra Inglés. Lo que testimonia respecto de la victoria posible de los poderes de la razón, no solamente contra el nihilismo nazi, sino contra las potencias de la pulsión de muerte. Agreguemos además que en el momento que Lacan escribe, los fantasmas eugenésicos de una selección biológica humana están muy presentes. Un Mundo Feliz de Huxley respondía a la voluntad de poder de la selección biológica nazi. Nuestro contexto actual de lectura del genoma humano va a renovar esos fantasmas y necesitará combates para los cuales hace falta que nos preparemos.

Entonces, en primer lugar, Lacan va a instalar el contexto de un "realismo de lucha" para dirigirse enseguida hacia las técnicas de adaptación que vio actuando en toda su efectividad. Si el psicoanálisis está presente en su dimensión de efectividad social es en tanto que instrumento de lucha contra la muerte que opera en la civilización. Ya vemos despuntar la misión que será asignada a una Escuela de psicoanálisis. Ser "una base de operaciones contra el malestar en la civilización".

Es justamente en ese marco que leemos ese texto hoy; como un eslabón en la cadena que conducirá a Lacan a su "doctrina de la Escuela", como la llamó Jacques-Alain Miller. Hallamos en ese texto uno de los hilos conductores de la genealogía del "pequeño grupo"que Lacan llamará "cartel". Hará de él la base de una institución para el psicoanálisis. Es necesario situar el interés por el pequeño grupo en un contexto más vasto, aquel de la puesta a punto de los principios de acción del psicoanálisis en el campo social en su conjunto. Si esta acción es posible entonces habrá que considerar que este campo está estructurado como el inconsciente freudiano. Lacan extrae la lección de Psicología de las masas y análisis del yo; en el segundo parágrafo. A escala de Francia y de su ideología, "no podía más que identificar como grupo...esos mismos modos de defensa que el individuo utiliza en la neurosis". En todo el texto los términos "colectivo" o "civilización" son estrictamente homogéneos a los procesos subjetivos. Desde el punto de vista de la razón psicoanalítica "la escala colectiva" no es otra cosa que el nivel del sujeto.

Al dirigirse a su auditorio de psiquiatras, Lacan habla del "uso a escala colectiva de las ciencias psicológicas". Es de esto de lo que se trata.

 

Un realismo de combate

En principio, a Lacan le interesa Inglaterra y su salida de la guerra. De entrada opone el pragmatismo inglés al modo de irrealidad bajo el cual la "colectividad de los Franceses" vivió la guerra de cabo a rabo. Esta irrealidad no se debe únicamente a la ideología Petainista, "ideología foránea", en el sentido de teatro de feria, aunque no por eso menos grave. Gérard Miller supo extraer todas las consecuencias de las indicaciones de Lacan sobre el Petainismo. La causa del sentimiento de irrealidad no es solamente una mala brújula. Lacan la presenta como la consecuencia de un acto moral, el de la capitulación frente al enemigo. Esto tuvo como consecuencia la "disolución verdaderamente terrible del estatuto moral del grupo". Alrededor de estas cuestiones de moral Lacan evalúa la acción del General De Gaulle. Vemos que el mito Gaullista de la "Francia resistente" no tuvo tiempo de construirse. Frente a la irrealidad inducida del lado francés opone el sentido verdadero de la "ideología inglesa"; el utilitarismo. Lo traduce como una relación verídica con lo real. Realizado este acercamiento entre verdad y real indica el horizonte en el que quiere situarse. Recusa el término "adaptación" para designar esa relación, esto tendrá todo su valor en el momento en el que se tratará de hablar de "readaptación" de sujetos. Puesto que no podemos entender en su justo valor el término "realismo" Lacan propone en su lugar el término "heroísmo". Esta conexión es inédita.

Le da a ese término sentidos concretos. El heroísmo es, en primer lugar, un anti-romanticismo, en ese sentido es Stendhaliano. Supera la desconfianza instalada en sus interlocutores por el término "ruina". Clínicamente, extrae un signo luego de una serie de encuentros y afirma una "depresión reactiva a escala colectiva". Comprueba que cada uno, uno por uno, se exigió al extremo de sí mismo, hasta el "agotamiento íntimo de las fuerzas creativas".

Es así que Lacan hace de esta "depresión" un signo positivo. De esto se desprende un "factor tónico". Se trata de una lección clínica que hay que retener. Pero hay que distinguir siempre la depresión reactiva de la tristeza, del dolor de existir, e incluso de la melancolía.

Para abordar lo que hace al objeto de su conferencia, hace referencia a un libro y a dos hombres. El libro pertenece a quien fuera director de la Tavistock Clinic antes de la guerra, "el General Mayor Reeves" y el es The Shaping of Psychiatry by the War. Los dos hombres son Bion y Rickman. En un principio retiene del libro de Reeves los datos del problema inglés.

Cómo servirse de la "ciencia psicológica tan joven aún para producir la creación sistemática de un ejército" y sobre todo, cómo velar por su moral concebida en términos psicoanalíticos como una identificación.

La teoría de la identificación freudiana es presentada como la primera aproximación científica del "encantamiento destinado a reabsorber enteramente las angustias y los miedos en una solidaridad". El ejército inglés, y más ampliamente el anglo-americano es presentado por Lacan en toda su dimensión de artefacto, de "creación de la razón". Su triunfo sobre el que encarnaba el colmo de la tradición militar toca a la figura del militar como "resto" del discurso. La razón disolvió una tradición.

El uso de los tests psicológicos que requirió la "creación sintética" del ejército inglés es descripta poniendo el acento sobre la significación del "proceso de identificación horizontal" y su montaje. Se trata de una dimensión distinta del proceso de identificación con el ideal puesto al día por Freud. Lacan toma nota de ese texto y señala que ya en la versión publicada en su exposición sobre el "estadio del espejo", pronunciada en el Congreso de Berlín en 1938, había subrayado el carácter angustiante de las multitudes nazis y de su igualitarismo furioso frente al jefe. Deduce de esto muy acertadamente que el ejército nazi había sido reforzado " con el complemento moral de una democratización de las relaciones jerárquicas". No presenta a la igualdad democrática como un bien absoluto. Todavía falta saber para qué sirve. A esta igualdad universal, sin excepción de un "para todos" nivelador Lacan opone la búsqueda pragmática de una homogeneidad en los grupos con el objetivo de una tarea precisa. Lo que le interesa en el "pequeño grupo" es precisamente que no apunte a lo universal. La solidaridad nacida del montaje de un ideal común, según el mecanismo freudiano, no se dirige necesariamente al lugar del "para todos" del ejército o de la Iglesia. Ahí se trata de constituir grupos homogéneos en su simple relación con una norma de eficacia para que, "agrupados entre ellos, esos sujetos se muestren más eficaces". Lacan pondera el pragmatismo en la medida en que es instrumento de lucha contra el universal ciego.

Considerada así, la psicología de grupo es una "revolución". Esta revolución no es solamente una prolongación de la Psicología de las masas freudiana, sino que lleva a desarrollos y nuevos aportes. Poniendo el acento sobre la "identificación vertical" al jefe, Freud descuidó el proceso de "identificación horizontal". Se trata de la indicación teórica fundamental de esta homogeneidad a la que apuntan los participantes del grupo.

 

El grupo y el Uno

Bion y Rickman se presentan como los que supieron articular las consecuencias prácticas de esta nueva dimensión de la identificación horizontal. Lacan considera "fulgurante" la observación de Rickman según la cual los reproches de narcisismo dirigido al neurótico, su dificultad para trabajar con otros se debe, tal vez, a que raramente tiene la ocasión de ponerse "en el mismo lugar que los otros en las relaciones con el semejante".

Lacan aproxima esta declaración "anti-segregativa" a la inspiración que subyace en las experiencias en Francia de las que tiene conocimiento, de parte de psiquiatras progresistas. Estos intentan constituir lugares utópicos en los que se comience por restaurar un intercambio o un lazo humano previo a una "cura racional de los trastornos mentales". Se trata de los primeros ensayos de "Psicoterapia Institucional" como va a llamarse en Francia lo que en Inglaterra se denominará "Comunidad Terapéutica". Es necesario destacar que desde 1946, Lacan encuentra a cierto número de psiquiatras que quieren extraer de la enseñanza freudiana una inspiración práctica para organizar los cuidados psiquiátricos del futuro. Algunos habían trabajado con el Dr Tosquelles en el Hospital de Saint-Alban. Otros estaban ligados al movimiento estudiantil, especialmente los jóvenes estudiantes protestantes.

Antes de la experiencia de Bion y Rickman, los hospitales militares estaban sobre todo organizados sobre el desarrollo de facultades, el tratamiento moral, el recordar a cada uno sus deberes, el intento de generar vergüenza y las amenazas de castigos diversos. En lugar de esta acentuación de la desigualdad del enfermo que sufre de problemas psíquicos respecto de sus deberes y de su desigualdad frente a ellos, Bion organiza pequeños grupos de personas que están todos al mismo nivel respecto de cierta tarea a cumplir.

Así instalado ese medio homogéneo con su fuerza identificatoria, Bion lo considera desde el punto de vista de sus tensiones internas. Pero para ser homogéneo se lo debe tener en cuenta en su disparidad. Freud subrayaba que la unidad del ejército en tiempos de guerra está fundada sobre el lazo al jefe y a un enemigo común. Para los hombres que le son confiados para su rehabilitación Bion ocupará el lugar de jefe severo pero justo. El enemigo común es, para cada uno, un enemigo interior. Es un rasgo de drop-out, para utilizar un anacronismo. Lacan habla de extravagancia. Cada cual está enfermo del Ideal, enfermo de la disciplina común a la cual no puede someterse racionalmente.

Bion divide a los hombres en grupos centrados sobre una tarea a cumplir. Los métodos de empadronamiento de grupos, su inscripción en una grilla efectuada por uno del mismo grupo. La única exigencia novedosa impuesta a la definición de la tarea de los grupos, son una cantidad de puntos fundamentales aislados por Lacan. Estos principios por su elegancia prescriptiva serán retenidos luego como la base de todo trabajo de una Comunidad Terapéutica. Desde el momento en que fueron formados los grupos tuvieron dificultades para existir. Se generan quejas y comportamientos variados de huída. La hipótesis de trabajo descansa sobre el hecho de que las dificultades más importantes del neurótico consisten en enfrentar a las figuras parentales, las figuras de autoridad y por el hecho que las actitudes de huída o de rebelión del neurótico están ligadas al complejo de castración. Lacan retiene de la construcción de Bion, fundada sobre el objeto del fantasma kleiniano que la tarea como tal es un objeto que divide al grupo según modalidades regladas.

Como psicoanalista, Bion considera que las dificultades para conformar grupos con estos sujetos no hay otro fundamento que su dificultad de identificación. Únicamente apunta a hacerlos "tomar conciencia" de esto. Se trata de poner el acento sobre las dificultades de existencia del grupo y que pasen a cielo abierto. Es necesario sistematizarlas como se hace con el síntoma en la cura individual. Explicitar esas dificultades al grupo, como el síntoma se le explicita al sujeto. Lacan utiliza de manera característica el término "legibilidad". Se trata de "hacer al grupo cada vez más transparente para él mismo, a efectos de que cada uno de los miembros pueda juzgar de manera adecuada los progresos del conjunto. El ideal de una tal organización es para el médico en su legibilidad perfecta y siempre que pueda apreciar en todo memento hacia qué puerta de salida se encamina cada caso confíado a sus cuidados: retorno a su unidad, reenvío a la vida civil, perseveración de la neurosis. Nótese que Lacan pone el acento sobre el cada uno, sobre el uno por uno.

Presentándonos las hipótesis de trabajo de Bion, no es excesivo decir que estructura el trabajo del pequeño grupo como una variante del sofisma del "tiempo lógico".

El método utilizado para esta legibilidad no tiene otro fundamento que el de la interpretación. Se trata de designar en el comportamiento de cada uno lo mismo de lo que se queja en el caso del otro, los otros grupos, o el ejército en general. "Y repentinamente se opera en el grupo la cristalización de una autocrítica". En esta producción de un sujeto dividido que puede entonces interrogarse, Lacan concluye que allí está presente el principio de una cura de grupo. Ella va de la dificultad de la unidad del grupo a la producción de sujetos divididos, reenviados a su pregunta íntima.

 

Lo que nos enseña el grupo de la jefatura, del jefe y del Significante amo

Luego de haber presentado el trabajo de Bion en el centro de rehabilitación o de selección de Northfield, Lacan vuelve sobre el método de selección de oficiales por la llamada prueba del "grupo sin jefe". Invierte la cronología. Bion comenzó en 1941 a ocuparse de la relación de los oficiales antes de pasar al centro de rehabilitación. Si Lacan modifica el orden cronológico es para poner de entrada el acento conceptual sobre "la identificación horizontal" y el complemento que ella aporta a los desarrollos freudianos. A continuación vuelve sobre las enseñazas respecto de la dimensión "vertical, sobre el jefe.

El método del "grupo sin jefe" utilizado por Bion permite a Lacan despejar la función del jefe de la jefatura en sí misma. Asignando a un grupo una tarea difícil, sin darle un jefe explícito podemos ver cómo las funciones indispensables del jefe son reemplazadas espontáneamente por los diversos participantes según sus propias cualidades. Pero "lo que nota el observador es, no tanto lo que aparece en cada uno de capacidades de acompañante, sino más bien, la medida en la que sabe subordinar el problema de hacerse valer al objetivo común... en donde el grupo debe encontrar su unidad".

Muchos rasgos del cartel son retomados de lecciones extraídas de Bion. Es necesario tener en cuenta que han sido organizadas, escogidas, tamizadas. Lacan no toma todos los desarrollos de Bion.

El cartel hace su aparición en 1964 en el Acta de Fundación de la Escuela Freudiana de París. Es concebido como un pequeño grupo de trabajo al que Lacan agrega que le da "un nombre". Cada uno está allí en forma igualitaria frente a un trabajo a realizar. Ya no se trata de rehabilitación y adaptación al esfuerzo de guerra. Se trata de mezclar de forma eficaz a los sujetos, psicoanalistas confirmados o en formación, psicoanalistas o no, alrededor de un proyecto de trabajo centrado sobre "el psicoanálisis". El pequeño grupo es un medio de trabajo en el cual se trabaja en conjunto y en el mismo nivel. No está estructurado a partir del grado o la jerarquía. Cuando Lacan funda su Escuela ya no estamos en 1946. La práctica del pequeño grupo se ha desarrollado, no solamente en las instituciones psiquiátricas sino también en la universidad. Entre los alumnos de Lacan muchos se han interesado en la dinámica de grupos. Tenemos a Jean Oury y Pierre Felix Guattari en la Clínica Psiquiátrica de Laborde, Pierre Kaufmann, profesor en la universidad que hizo su tesis sobre Kurt Lewin. En la universidad, la exigencia de pequeños grupos para sustituir la vieja organización de "curso magistral" se transformó en una reivindicación de los sindicatos estudiantiles. Aquellos que soportaban mal el curso magistral, el profesor lejano, alejado de todos encontraron, a través de los pequeños grupos, una forma de inscribirse en el discurso. El pequeño grupo tenía así, una historia psicoanalítica, una historia universitaria. En los discursos analítico y universitario, el pequeño grupo es una forma de luchar contra las dificultades para identificarse con el ideal a través de la identificación de grupo...

Del mismo modo cuando Lacan fundó una Escuela, eligió apoyarse sobre esos pequeños grupos que, a través de su trabajo, deberán luchar contra el malestar de identificación con el amo. Deberán remediar el malestar de "pasar por sus significantes".

En la experiencia del "grupo sin jefe" Bion hizo necesaria la separación de la función de jefe de la de autoridad jerárquica como tal. Lacan da un paso más en ese desmantelamiento de la masividad del jefe. Insiste, apoyándose en los modelos estructuralistas Levi-Straussianos, sobre la función permutativa. A ese líder que permuta lo reduce a una función más-uno que no llama líder y que separa aún más la función de la antigua concreción llamada jefe. Ello libera tanto más la función irreductible del significante amo. Hay allí una función especial que debe ser encarnada impidiendo así una identificación de la persona con la función. En 1964 Lacan se pregunta por el tamaño del grupo a considerar. Es un punto que Bion no tuvo tiempo de tematizar y que no es planteado en el texto de 1946.

Por lo general, en psicología los desarrollos de la teoría de pequeños grupos insistían empíricamente sobre el umbral de seis personas, como en el grupo de Philips. Freud ya lo había señalado que el grupo comienza más allá de la pareja, es decir, con tres. Es razonable, entonces, fijar entre tres y cinco, más-Uno, el tamaño del pequeño grupo. El Acta de Fundación decía "de tres a cinco más uno, siendo cuatro la buena cantidad". En 1980, en el momento del corte entre la Escuela Freudiana de París y la Escuela de la Causa Freudiana, Lacan aprovecha para precisar que cuatro es la medida del cartel, no solamente la buena sino que es la medida. Son dos momentos a considerar juntos. En 1980 había muchísima gente (miles) y se trataba de organizar grupos que lo fueran, sin que se tomen por grupos de presión.

Es un factor en la elección de la reducción a cuatro, y luego el cuadrípodo vino a tomar un lugar especial en la enseñanza del Lacan. Había podido reducir la lista de los objetos (a) a cuatro, si bien hubo también variantes de cinco. Había cuatro lugares en el cuadrípodo de cada uno de los cuatro discursos, etcétera..

Lacan es discreto cuando retoma en 1964 el contenido de la dinámica de grupo. Bion había distinguido, en todo grupo humano, las reacciones de agresividad, las reacciones de ataque-huída, las reacciones de adoración al líder ( la relación mística con el líder –ya sea adorarlo o matarlo como víctima). Esas diferentes relaciones con el S1 formando pareja con el (a) pueden situarse según las coordenadas de las dimensiones real, imaginaria o simbólica. Las reacciones de ataque-huída, sobre el eje imaginario, las reacciones de amor a la figura de autoridad simbólica deben ser asociadas con la degradación del amado al rango de desecho. Esta dinámica se instala siempre y uno puede hacer de esto el centro de interés. Uno se puede apasionar por la dinámica de grupo, es el camino que eligieron algunos alumnos de Lacan. En aquello que lo concierne, insistía más bien sobre la necesidad de vaciar de interés todos esos efectos de grupo para centrarse sobre el trabajo a realizar. El trabajo del más-uno es hacer pensar al grupo no en su dinámica sino en el trabajo como tal. Desde que existe el Cartel hay personas que están ausentes de las reuniones, es la reacción de huída; existen personas que vienen de mal humor, listas a criticar todo lo que va a presentar tal o cual, son reacciones de ataque. Están aquellos que quieren tomar el poder para organizar el trabajo de todos. Aquellos que quieren encarnar la función de dirección en el lugar del más-uno, o incluso los efectos de empuje al líder. Todos esos efectos están previstos de entrada. Para el Más-Uno se trata de interpretarlos de manera que no se vuelvan el centro del trabajo. Para ello hay que interpretarlos. Lacan pone el más-uno en un lugar analítico que le permite, como lo hacía el analista según Bion, interpretar como tal y evitar que esos efectos se cristalicen, ya sea sobre el eje imaginario, ya sea sobre el eje simbólico, o como efectos de real de desecho.

 

Qué significa la carga que implica una función

Más allá del tema del grupo, al final del texto de lo que se trata es del malestar en la civilización. Lacan impulsa a la psiquiatría del futuro, armada de los instrumentos del psicoanálisis a tomar partido. Incita al psiquiatra a salir de su rol antiguo de médico, a salir del hospital, a intervenir en los debates contemporáneos en nombre de su saber clínico. Hace de ellos los "defensores del hombre". Si evocaba a "los clérigos" de la traición no era para alentar a los clérigos a tomarse por un clérigo. Se burla de esos clérigos que buscan las "cargas sociales" del derecho, de la medicina y del hombre de iglesia para sentirse de repente en una posición "en donde la superioridad está garantizada de entrada".

Abre decididamente "nuevas vías". Evoca un psiquiatra-psicoanalista haciéndose cargo de la dimensión global de lo que, en las relaciones sociales, puede "influir sobre la higiene mental".

Lacan extrae las consecuencias de la proposición sostenida firmemente en su tesis según la cual la psicosis es una patología del lazo social. Lo formulaba así: "El delirio de interpretación es un delirio de palier, de la calle, del forum". Llevó esta concepción hacia el psicoanálisis y se dirige, en 1947, a psiquiatras del futuro asignándoles una misión de "palier, de la calle, de forum". Esta carga implica colaborar con los psicólogos no médicos fuera del hospital.

Será seis años más tarde, en 1953, cuando la relación de los Dr Dumezon y Duchêne preconizará la repartición de todas las actividades psiquiátricas por sectores incorporados en cada servicio de hospitalización. Ese modelo comienza a aplicarse en Francia en 1955. Es el modelo propuesto por Reeves del área psiquiátrica en tiempos de paz y sostenido por Lacan. Examina una concepción psicogenética del trastorno mental. "Psicogénesis" quiere decir aquí problemas "en el Otro". "En efecto, se puede porfiar sobre la psicogénesis de los trastornos mentales cuando las estadísticas una vez más, han manifestado el sorprendente fenómeno de la reducción, con la guerra, de casos de enfermedades mentales, tanto en el nivel civil como en el ejército?" Esta concepción implica una acción vasta y multiforme que supone asociarse "al funcionario, al administrador y al psicotécnico"( aquí sinónimo de psicólogo). Esto ya está allí para Lacan en los centros de "Child guidance", centros de cuidado que los franceses adoptaron el modelo.

A esta acción Lacan da "su consentimiento". También percibe, por supuesto, los peligros. En especial el de participar en segregaciones múltiples. Ese "consentimiento" no es ni ciego, ni sumisión a "un pseudo-realismo siempre en la búsqueda de una degradación cualitativa". La extensión misma de las tareas de psiquiatra-psicoanalista supone una posición ética firmemente convocada.

Recuerda que en los enunciados de Bion, "en ningún momento hemos podido olvidar la elevada tradición moral que ha dejado una huella en ellos".

La discusión que sigue a la conferencia sitúa muy bien su contexto de enunciación. Vemos el campo de los psiquiatras progresistas, psicoanalistas o no, tomar la palabra para sostener la perspectiva de acción de esta psiquiatría social que se delinea. El Dr Turquet acentúa todavía las misiones sociales de la psiquiatría y le demanda dedicarse a los estudios de los fenómenos políticos como el fascismo. Hay que señalar que la ironía del azar hará de ese mismo Turquet uno de los controladores que examinarán las prácticas de Lacan e interrogarán a los analisantes en formación didáctica cuando la IPA quería retirar a Lacan su calificación de didacta en 1961-63. El Dr Bermann – argentino -- va en la misma dirección que Lacan. Evoca "el sentido sociológico en el cual se orienta la nueva psiquiatría". El Dr Daumezon va hacia ese horizonte. Las dos notas discordantes son la intervención de Henri Ey y del Dr Minkovsky. Ey se opone clara y firmemente a la nueva perspectiva. Se opone en todos los niveles y sólo ve ahí una disolución de la psiquiatría. Para él, tomar en cuenta "la dimensión psicosociológica" en la psiquiatría sólo se debe a la carencia de los psicosociólogos que no poseen "espíritu concreto". Minkovsky "a riesgo de parecer reaccionario", advierte contra los posibles desarrollos.

Todo el malentendido sobre la formulación de su oposición surge de Henri Ey que habla más en términos de psicosociología y no de sujeto. Lo que no quiere entender en ningún caso es lo que Lacan enunciará: "lo colectivo no es más que el sujeto de lo individual". La historia de la alianza entre psicoanalistas y psiquiatras que va a establecerse en los 30 años siguientes se desplegará en ese malentendido. Los psiquiatras seguirán las tesis psicoanalíticas en la medida en que la traducirán en términos psicosociológicos. La aceptación de la tesis médica que sostiene el psicoanalista es otra cosa. En una intervención reciente, "Teoría de la Escuela", pronunciado en Turín el 20 de mayo, J.-A.Miller recordó el argumento más tajante. Dado que "las funciones a nivel de lo colectivo son las mismas que aquellas que se despliegan en la vida de un sujeto: yo, ideal del yo, identificación, la experiencia de lo colectivo es una experiencia que puede ser interpretada". Es por esto que Lacan puede decir que Temistocles y Pericles eran psicoanalistas. "Responder lo que es preciso a un acontecimiento en tanto que es significativo, que sea función de un intercambio simbólico entre los seres humanos –es tal vez la orden dada a la flota que salió del Pireo- es hacer la buena interpretación". Aplicada al discurso psicoanalítico, la Escuela, que es lo colectivo que conviene a ese discurso, debe ser interpretada. Estamos actualmente en la tarea de construir una Escuela que pueda serlo. Es nuestra manera de continuar con Lacan los caminos abiertos por su texto de 1946.


(Artículo publicado en Ornicar? Digital, n. 114, 2002 y en "Ecos y matices en Psicoanálisis Aplicado", comp. A.Cucagna. Traducción: L.Bilbao y revisión C.Kicillof, Grama Ediciones, 2005)