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Diane Arbus | Miradas | Cuatro+Uno
MIRADAS
Diane Arbus

Diane Arbus"La fotografía es un secreto que habla de un secreto. Cuanto mas te dice, menos te enteras" (Diane Arbus)

En 1923 nace Diane Nemerov, en el seno de una familia judía acomodada, que se dedicaba al comercio de pieles.

A los 14 años comienza su relación con Allan Arbus, quien la inició en los misterios de la fotografía, y con quien se casa al cumplir 18 años.

Tuvieron dos hijas.

Juntos, abrieron un estudio en el que trabajaron con éxito durante más de 10 años, haciendo campañas publicitarias y de moda para revistas: Vogue y Harpers's Bazaar, entre otras.

Durante esos años, Diane pasaba algunos períodos de miedos, y profunda depresión.

Se sentía "rara" circulando en esa vida, detestaba la cuidada imagen publicitaria, el mundo de la alta sociedad y el show business.

Tampoco lograba, a pesar de intentarlo, estar cómoda en su rol de madre.

Pasados los 30 años, se harta de la monotonía de su trabajo como asistente de su marido, y comienza a decir que tenía que ser fiel a si misma, que debía plasmar su mirada, su ser interior.

Así es como decide dejar de asistir a Allan, para comenzar un trabajo como autora.

Comenzó en 1955, a estudiar con la fotógrafa austríaca Lisette Morel, quien la alentó a concentrarse en tratar de captar un realismo crudo, haciendo fotos personales.

Siempre recordaba una frase de la profesora: "No pulsen el disparador hasta que el sujeto que enfocan les produzca dolor en la boca del estómago".

También la llevó a ver la película Freaks de Tod Browning, que cautivó a Diane, porque los monstruos no eran resultado de la imaginación, sino seres de carne y hueso: enanos, idiotas y contrahechos.

Al mismo tiempo que su matrimonio se deterioraba, ella salía a recorrer las calles marginales de Nueva York en busca de personajes singulares.

Decide romper el matrimonio, abandonando también su función de madre, dejando sus dos hijas al cuidado de Allan.

El dolor de este período, refiere, solo calmaba al distraerse con su cámara en sus singulares cacerías.

Salía al encuentro de lo bizarro. Entablaba charlas con prostitutas, travestís, deformes, discapacitados, personajes pesadillescos; les explicaba su pasión por la fotografía y luego los convencía de dejarse retratar.

Buscaba seres provistos de una belleza diferente a la convencional.

Se enamoró de lo grotesco y lo deforme.

Conformó una preciada galería con esas figuras irregulares, con aquellos seres marginados que se aceptaban sólo entre ellos.

Su trabajo descarta "el instante fotográfico decisivo", y se desarrolla en un continuo espacio temporal, en el que habla con los retratados para que sean conscientes de que están siendo retratados.

Rompe la composición, sitúa al personaje en el centro. Su mirada es directa, con tensión y fuerza.

Trabaja siempre en blanco y negro. Fue una pionera del flash de relleno (flash diurno).

Su logro fue hacer que los personajes miraran directo a la cámara para que el flash revelara sus imperfecciones, aquello que en la oscuridad simula normalidad, y al contacto con la luz horroriza.

Buscaba una mirada nueva, que saque del tedio y lleve a la fascinación.

Su fotografía destaca lo doloroso en personas normales.

Provoca que la gente presuntamente normal, aparezca como anormal.

Algo oscuro habitaba en su interior y a través de su arte lo dejaba salir.

Su intensión era "producir en el espectador temor y vergüenza".

Su obra se va enriqueciendo con fotos de asilos psiquiátricos, nudistas, gemelos, negros, discapacitados, todos los dejados de lado por el "sueño americano".

A pesar de que su reputación de artista siempre fue ascendente, su situación económica era cada vez más precaria.

Recibía muy pocos encargos.

Muchas de sus fotos, "en las que dejaba el alma", despertaban toda clase de admiraciones, pero ninguna revista quería publicarlas.

Para retratar nudistas tuvo que internarse en algunos campamentos que fueron un experimento de liberación sexual, novedoso en aquellos años. Así, relata esta experiencia: "Los campamentos nudistas eran un asunto nuevo para mí. Me quedé una semana entera y eso realmente me estremeció. El cuerpo humano realmente no es tan bonito, y cuando usted lo mira, observa que el misterio se lleva en el interior"

Arbus había experimentado desórdenes emocionales y episodios depresivos durante toda su vida.

Descuidaba su propio aspecto, usaba harapos y en ocasiones pasaba semanas con una misma ropa.

Su vida sexual era agitada y promiscua.

Finalmente, las depresiones se hicieron muy frecuentes, y el 27 de julio de 1971, Diane Arbus se suicida. Se corta las venas, y para asegurarse de no fallar, se tomó una sobredosis de barbitúricos.

Aunque jamás aparecieron las fotos, el rumor indica que sacó varias tomas de ella misma en la bañera mientras se desangraba.

Actualmente sus fotos siguen perturbando.

Aunque los transexuales, los tatuajes y las prostitutas son, en la fotografía contemporánea, una parte muy importante de lo que se llama el "Arquetipo convencional del Bizarre" , hay una especie de honestidad en este trabajo fotográfico particular que siempre se las arregla para desequilibrar "el más secreto de los secretos " .

Diane Arbus fotografía lo extraño dentro de nosotros mismos.

Su trabajo posee el toque mágico de lo artístico.

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