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XXII Jornadas Nacionales de Carteles | Jornadas | Cuatro+Uno
JORNADAS

Reseña de las XXII Jornadas Nacionales de Carteles de la EOL

 

El sábado 28 de septiembre se realizaron las XXII Jornadas Nacionales de Carteles, por primera vez en la ciudad de La Plata. María Laura Errecarte por comisión de carteles del Mol- La Plata estuvo a cargo de las palabras de bienvenida. En la apertura, Flory Kruger, presidente de la EOL, Daniel Millas, su director, e Irene Kuperwajs secretaria de Carteles, hicieron referencia al acontecimiento político que constituían estas Jornadas.

Flory Kruger situó que en el momento mismo de la fundación de la EOL, en 1992, el armado de los carteles estuvo orientado a diluir los efectos de grupo. Y destacó que en los dos últimos años, el Consejo introdujo una nueva función del Cartel al proponer a los nuevos miembros que se cartelizaran alrededor de temas que hacen a la Escuela, inscribiendo así un lugar de inserción por la vía del trabajo.

Subrayó que el espacio de las Jornadas Anuales de Carteles era un lugar donde tanto miembros como aquellos que aun no lo eran podían comenzar a establecer una trama de relaciones epistémicas que facilitara el lazo social con la EOL.

Por su parte Daniel Millas sostuvo que el cartel, como la formación analítica, requiere de una apuesta y para hacerla hace falta contar con un investimento libidinal.

Destacó que la formación analítica no es una acumulación de saberes, diferenciando dos perspectivas en la formación: La primera, orientada por lo simbólico, se apoya finalmente en la creencia -delirante- de que es posible saber qué es un analista y cómo debe formarse. La segunda, indica que hay un real en el saber que permanece inaccesible. Finalmente, introdujo la idea del carácter sintomático de la formación, el síntoma con el que cada uno deberá saber hacer para construir el lazo necesario entre la soledad del acto analítico y la relación con la comunidad de trabajo que constituye la Escuela.

Irene Kuperwajs transmitió sus escansiones de estos dos años de trabajo al frente de la Secretaría de Carteles, ubicando las coordenadas de una política del cartel en la EOL, a la que definió como una política del lazo puesta en acto. Señaló que en este sentido convenía a la posición del analista no quedarse solo, sin Escuela, y a la Escuela no quedarse sin el cartel. El cartel como órgano de base aloja a quienes están atravesados por el psicoanálisis de la orientación lacaniana, sean o no miembros de la Escuela.Y esta particularidad lo sitúa en el borde de la Escuela: afuera y adentro simultáneamente.

Como última escansión ubicó la realización de estas Jornadas en las que se puso en acto la decisión de continuar instituyendo los carteles a la causa de la Escuela.

En la primera plenaria "Cartel y Escuela: efectos de formación", Marisa Morao, Diana Wolodarsky y Luis Tudanca transmitieron, cada uno, su singular aproximación al tema de la formación. La mesa fue coordinada por Mónica Wons. Marisa Morao repasó los puntos cruciales del cartel en su articulación con la enseñanza que se dispensa en la Escuela, y recordó que para Lacan la fundación de la Escuela es una apuesta a que su enseñanza persista. Se apuesta a una lógica sin Otro que lejos de promover el estigma estoico en el que se puede prescindir de los otros- "prescindir del Otro para ser uno solo", invita a tocar el borde de su inconsistencia y de su indecible.

Diana Wolodarsky dio cuenta de un modo testimonial acerca de cómo incidieron en su formación y en su análisis el encuentro con el cartel y el control, y puso especial énfasis en la idea del cartel como principio de Escuela, al ubicarlo como un instrumento necesario para el tratamiento de lo real en la formación y como eje de una política decidida, en la cual la figura del AE se tornaba indispensable. Señaló que "si algo enseña la experiencia de un cartel, cuando este funciona, es que real y verdad son cosas diferentes". También expresó que la orientación lacaniana conlleva una política decidida: la de no dormirse sobre los principios, sino volver permanentemente sobre ellos.

Finalmente, Luis Tudanca partió de lo que denominó una obviedad: el cartel es un grupo, agregando que no todo grupo puede aspirar a cartel. Propuso considerar al cartel como un grupo particular, definido por su particular deseo de bordear el agujero de la no relación sexual. Su lectura apuntó a plantear qué otra cosa se puede hacer con un grupo que no sea identificarse en el sentido de la masa, y para ello retomó la idea del grupo como real, que Lacan trabaja en el Seminario 21 y la pregunta acerca de a qué punto del grupo hay que identificarse, que despliega en el Seminario 22, RSI. Y que ese enigmático punto del grupo al que habría que identificarse era, precisamente, ese algo que no se sabe lo que es, el agujero. Concluyó señalando que era porque "el punto de partida de todo nudo social se constituye de la no relación sexual como agujero", que por deseo, uno puede querer con "algunos otros" bordear ese agujero. Y afirmó que alrededor de ese punto valía la pena una práctica del cartel.

En la plenaria de la tarde, "Cartel y Pase", participaron Silvia Salman y Luis Salamone, fue animada por Irene Kuperwajs y coordinada por Gisela Smania. Consistió en una práctica de la conversación a partir de preguntas previamente enviadas a los participantes de la mesa,

Se habló sobre la necesidad de sostener dispositivos en la Escuela, como el cartel y el pase, que van en contra de las identificaciones, y permiten hacer con los efectos de grupo, que son inevitables. Se puso de relieve que el AE era quien demostraba en acto ser un producto surgido de lo analizado de su propia experiencia, y no de ningún analista en particular.

Se discutió el planteo de Silvia acerca de que así como el AE interpreta la Escuela, el cartel permitiría analizarla. También la idea de que si bien al pase no le es necesario el cartel, sí le conviene. En este punto, Mauricio Tarrab intervino señalando que no había que idealizar el cartel, que el pase no necesita del cartel sino de un dispositivo, sea el que sea, que garantice la autoridad analítica y genere un efecto de confianza en la comunidad.

Respecto de si la nominación es el producto del Cartel del Pase, Silvia respondió que habría una doble perspectiva, que el producto principal es la decisión, pero también está el rasgo que cada uno pone en juego en el momento de hacer la transmisión de las enseñanzas del cartel.

Se debatió luego acerca de si la escucha de los testimonios producía o no efectos identificatorios y cómo pensarlos en relación a un dispositivo que se declara contra la identificación. Silvia subrayó que más que identificación, eso que resuena en el cuerpo cuando uno escucha es todo lo contrario, algo que despierta, en contra de la identificación a esto que se escuchó.

Se mencionó que aún cuando no nomine, el Cartel del Pase hace lugar a eso que no pasa y lo incluye como parte fundamental de su trabajo de elaboración y transmisión. En este sentido, hubo acuerdo en sostener que el cartel del pase es un lugar único para captar la práctica analítica hoy, cómo se analiza hoy en nuestra Escuela.

Luis destacó el valor de apuesta que tiene una nominación, porque no se sabe lo que vendrá, y eso es lo que tendrá que poner en acto cada AE con su enseñanza.

Adriana Testa subrayó que cartel, Escuela y pase tienen mucho en común en relación a los modos de construir autoridad analítica, a partir de la pregunta sobre qué es un analista. Daniel Millas señaló que si un testimonio no produce un impacto, si no conmueve algo en quien lo escucha, no tiene demasiada trascendencia. El tema es qué se hace con eso a partir de los dispositivos de trabajo. Silvia Salman se explayó diciendo que el producto que presenta el AE no es el mismo que el que le transmitió a los pasadores y tampoco es lo mismo que lo que se produce en el cartel. Al no haber un saber definitivamente cierto, decidido, absoluto al respecto, solo podía hacerse la experiencia, la cual a veces era una manera más de vivir el vacío, de poder soportar eso. Luis, por su parte, agregó que los pasadores de alguna manera ayudaban a terminar de formalizar algo que luego el pasante podía transmitir, sobretodo en el primer testimonio; que la nominación como apuesta supone un cierto cálculo y una lógica, pero fundamentalmente, que algo vivo pasara al cartel. Por ello, hubo acuerdo en que el trabajo no solo deparaba sorpresa sino también incomodidad y que para escuchar a los pasadores había que estar dispuesto a dejarse sorprender.

La realización de estas Jornadas tuvo consecuencias. Con la participación de 360 analistas de todo el país y 135 productos presentados, constituyó un acontecimiento epistémico y político que coronó dos años de intenso trabajo de la Escuela y consolidó la decisión del Consejo de fundar una Sección de la EOL en La Plata. Lo vivo del cartel hace Escuela.

La comisión de Jornadas estuvo compuesta por:
Secretaria de carteles: Irene Kuperwajs
Alejandra Antuña, Lucía Blanco, Lisa Erbin, M.Laura Errecarte, Silvia Gutraich, Ana Larrosa, Leticia Varga, Liliana Zaremsky.
Por el Mol-La Plata: ML Errecarte (responsable), Cecilia Fassano, Graciela González, Alma Pérez Abella, Ana Laura Piovano y Paula Vallejo.

Ana Larrosa - Paula Vallejo