Presentación | ¿Qué es un Cartel? | Catálogo de Carteles | Busca cartel | Noches de carteles | Jornadas
CATÁLOGO DE CARTELES
Catálogo de CartelesPuede consultar el nuevo Catálogo de carteles.

Consultar Catálogo aquí

DECLARACIÓN DE CARTELES
Declaración de Carteles Se encuentra abierta la inscripción de Carteles de la EOL.

Declarar cartel aquí

BUSCA CARTEL
Secretaría
Herramienta diseñada para quienes quieran conformar un Cartel de la EOL pero que no encuentran, aún, con quienes juntarse.

Buscar aquí



Hallazgos del Cartel del Pase | Plenarias Jornadas | Cuatro+Uno
PLENARIAS JORNADAS

Encuentros, hallazgos y destellos en el cartel
Hallazgos del Cartel del Pase
Luis Darío Salamone

"Hay una grieta entre lo verdadero y lo demostrable."
(Los crímenes de Oxford. Alex de la iglesia.)

Agradezco al directorio, y en particular a Irene por la invitación a presentar en estas Jornadas de Carteles.

Con el Cartel y su particular funcionamiento, Lacan introduce entre los analistas una forma de lazo social que procura evitar ciertos efectos que se dan en los grupos.

He tenido participación en carteles desde antes de la fundación de la EOL, en lo que fue el Simposio del Campo Freudiano. Mis producciones no tienen treinta años como las de Ricardo, pero si mas de veinte. "Sobre el deseo y la muerte" se llamó mi primer trabajo, suena un tanto obsesivo. Recuerdo que le iba a poner "El inconsciente es un cementerio". La cara que puso el más uno me hizo cambiar de idea.

Desde entonces siempre procuré llevar adelante esta forma de trabajo, dejando de lado los grupos de estudios, por más que he trabajado durante más de veinte años en la universidad.

Paradójicamente en este momento estoy en un solo cartel y no hubiera podido presentar trabajo si no se me invitaba a esta mesa.

En el aeropuerto me encontré con Osvaldo Delgado, mas uno de un cartel, y viajaban los cinco integrantes. Me preguntaron donde estaban el resto de los integrantes de mi cartel. Pero he viajado solo.

Se me ha pedido en esta oportunidad que hable del Cartel del Pase. Tengo en esta mesa al Secretario del Pase, Ricardo Seldes. El Cartel de Pase de la EOL esta conformado en este momento por Leonardo Gorostiza como mas uno, Eric Laurent, Silvia Salman, Gustavo Stiglitz , y quien la habla.

Hay diferencias entre lo que es un Cartel, que permite la elaboración de los textos que hoy son presentados en estas jornadas, y el Cartel del Pase.

El Cartel implica que un pequeño grupo se junte para trabajar, que cada uno lo haga con su rasgo, se enriquezca con la lectura y los comentarios que hacen los otros, afectando su elaboración de saber, para luego volcar a la comunidad un producto que le es propio.

Es verdad que en el Cartel del Pase cada uno también tiene su rasgo propio y se produce una elaboración colectiva, pero el resultado es una nominación. Si bien el acento está puesto en verificar un final de análisis, en todo caso, en los espacios de enseñanza, uno podrá volcar en el futuro algunas conclusiones propias sobre el tema.

Una cuestión básica para quienes se acercan a estas jornadas y, al hacerlo, se aproximan a una Escuela por primera vez. El pase es un invento que Lacan ubica en el corazón de la Escuela de psicoanálisis para que se verifique lo que es el final de una experiencia de análisis. En la Escuela Freudiana de París había un Jurado de Confirmación, conformado por seis miembros y Lacan como director de la Escuela, que daban cuenta de cuales eran los criterios de culminación de un análisis didáctico. Lacan no estuvo conforme con los resultados y planteó que su fracaso era una de las cuestiones que lo habían llevado a disolver la Escuela. La Escuela de la Causa Freudiana llevó adelante la cuestión cartelizando el jurado. Se espera entonces una elaboración con un resultado que resulte comunicable.

La EOL nació como una Escuela, con carteles y con una apuesta al pase y, desde su implementación y más allá de los vaivenes, se lleva adelante esta experiencia.

El Cartel del Pase recibe a dos pasadores que transmiten el testimonio del pasante, logrando una collage que permitía situar los escollos, las contradicciones, detenerse en el detalle, alumbrándolos un poco mas. Los pasadores transmitían los datos, pero también las vacilaciones y certezas que han escuchado, siendo su consideración sobre el caso central a la hora de la decisión, si bien en ningún momento esta recae sobre ellos.

Desde Freud muchas veces hemos comparado los comienzos y finales de un análisis a una partida de ajedrez. El 21 de Julio de 1851 se jugo una partida que fue conocida como "la inmortal", entre Adolfo Anderssen, el mejor ajedrecista de entonces, y Lionel Kieseritzky. Anderssen para conseguir el remate había sacrificado un alfil, las dos torres y la reina. Kieseritzky quiso transmitirla de inmediato al club de París, donde daba clases e inventó una notación donde toda la partida ocupaba apenas tres renglones, sirviéndose de la geometría analítica de Descartes. No hubiera podido pagar un telegrama anotando la partida con el método tradicional. Es decir que, a la lógica del juego, le superpuso un sistema lógico para su transmisión. De esto se trata el pase. Es lo que Miller denominó un efecto de acortamiento. Es imposible contar con los datos de un análisis que ha durado años, pero lo que se transmite, recortado y desfigurado, permite ver lo que se puso en juego, a condición de encontrar un buen ángulo. Los movimientos del Cartel tienen que ver con eso, con encontrar un buen ángulo en cada caso, para lo cual se toman en cuenta diversas perspectivas.

Lo primero que plantearía es la importancia que tiene un buen comienzo, o al menos que esto sea claramente formalizado, caso contrario ya la cuestión se empieza a desdibujar.

Perecería obvio, no tenemos tantos finales observables, pero tenemos muchos comienzos, sin embargo no resulta tan obvio que estos se presenten formalizados. Lo mismo sucede cuando escuchamos presentaciones de casos clínicos.

Para dar cuenta de ese buen comienzo apelaría a un poema de Jorge Luis Borges de "La moneda de hierro" [1] que dice:
"No te habrá de salvar lo que dejaron
Escrito aquellos que tu miedo implora;
No eres los otros y te ves ahora
Centro del laberinto que tramaron
Tus pasos...
... Eres cada solitario instante."

A partir de entonces se entrama una lógica del significante que muestra su articulación a los derroteros del goce.

Entonces tiene lugar la puesta en juego de lo que Miller ha llamado el programa de goce que trae un sujeto. El Cartel puede ver cómo este programa logra ponerse sobre el tapete, cómo el sujeto está implicado a partir de esto en la transferencia, y cómo logra que su vida no quede tomada por el mismo de manera absoluta. Es lo que permite situar lo que en otro momento se planteó como la posibilidad de salida de los carriles de la repetición.

El sujeto presentará su saldo de saber, pero fundamentalmente como se ha parado de cara a lo imposible. Que ha logrado hacer a partir de lo descifrado, pero también a partir de las opacidades localizadas.

Por un lado se toma en cuenta la lógica que se pone en juego, pero no se consigue la transmisión sino es a partir de lo vivo de la experiencia. Estos son los destellos que uno capta en los testimonios. Es lo que Eric Laurent plantea con respecto al gay savoir, se captura un saber ligado a lo real del viviente porque articula deseo y goce. Cualquier hallazgo del Cartel del Pase que valga la pena tendrá esta dimensión. [2] Eso que se dice y toca el goce es lo que lleva a convencer a los otros, "hace parte de mi felicidad convencer a los otros", decía Spinoza. Se transmite lo vivo de la experiencia, como uno logró ser modificado por la misma.

Hay cierta distancia con lo que Borges nos cuenta en "El episodio del enemigo", que se encuentra en el mismo libro de donde tomamos el poema anterior. El protagonista se la había pasado huyendo. El enemigo ahora estaba en su casa. Había entrado torpe y débil, y cayó en su cama rendido. Los años pasaron para ambos, lo que ocurrió antes ya no tenía sentido. Ya no era alguien fuerte y solo las palabras podrían salvarlo. Ya no era el niño que había sido maltratado, ni el insensato que lo había hecho. El enemigo se parecía demasiado a si mismo. Un enemigo íntimo. O mejor dicho éxtimo. Frente al acto, frente a la dimensión misma de la muerte, quedaba solo despertar. Si el resultado de un análisis se distancia de esta historia es porque nuestro despertar no es para evadir lo real, es para encausarlo, para poder seguir viviendo.

Lo que el Cartel de Pase constata es que alguien ha podido concluir. Y a la vez ha podido transmitir cómo lo ha logrado. De que alguien ha sido capaz de estrechar esa grieta que existe entre lo verdadero y lo demostrable, entre lo imposible de decir y la palabra. La nominación implica una apuesta de que el AE puede volcar eso en la comunidad analítica. Además se apuesta al por venir, a lo nuevo, a los testimonios que el AE volcará en la comunidad analítica y que irán jalonando su trayectoria.

Hay algo que dice Lacan que siempre me encantó, en el seminario de la Ética afirma que, "Si siempre volvemos a Freud es porque él partió de una intuición inicial que es de orden ético...", es necesario volver a ella para comprender nuestra experiencia, "... para animarla, para no extraviarnos en ella, para no dejar que se degrade." [3] Para eso están los carteles. Los de la Escuela mantienen viva la letra freudiana, lacaniana, y la de aquellos analistas que nos permiten acercarnos a esa intuición inicial, para refrescarla. El Cartel del Pase permite mantener viva una de las preguntas que se desprenden de esa intuición freudiana: después de atravesar toda una experiencia: ¿Qué deseo nos anima? ¿Cómo ha logrado el mismo ponerse a punto partiendo desde el cimiento mismo de nuestra neurosis?

Y entonces nos pone en el centro de la pista, para que demostremos qué es lo que ha quedado del paso por esa experiencia. Haciendo que se renueve esa pregunta que nos compete a todos los que sabemos que la Escuela resulta esencial para sostenerla: ¿qué es, después de todo, aquello a lo que llamamos un analista?


NOTAS

  1. Borges, Jorge Luis. La moneda de hierro. Emece. Buenos Aires, 1976.
  2. Laurent, Eric. Los objetos de la pasión. Tres Haches. Buenos Aires, pág. 76.
  3. Lacan, Jacques. El seminario 7. La ética del psicoanálisis. Paidós. Buenos aires, 1988.