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El desorden de la clínica en la época actual | Plenarias Jornadas | Cuatro+Uno
PLENARIAS JORNADAS

El desorden de la clínica en la época actual
El desorden de la clínica en la época actual
Hilda Vittar

Este trabajo que hoy les presento es un producto de investigaciones que llevamos adelante en un cartel formado por Sonia Mankoff; Adriana Laión; Beatriz Gregoret y Alejandro Willington

Considero en primer lugar que es necesario despejar que si el desorden de la clínica trae aparejado el desorden en las clasificaciones, es porque falta un elemento de lectura.

Quienes nos formamos en el psicoanálisis de la OL contamos con una brújula, una orientación. Lo que ordena la experiencia analítica, como psicoanalista y como analizante es la orientación por lo Real, la referencia es esa. Es en algún sentido paradojal que lo que nos oriente sea particularmente lo que Lacan nos enseñó a considerar como lo sin ley, ordenamos nuestra práctica a partir de lo R que nombramos sin ley, sin orden. En verdad podemos hablar de lo Real atrapado en las redes de lo simbólico, es decir lo R ordenado por lo simbólico (-fi y a) y de lo Real por fuera de esta dimensión.

Si hablamos de desorden es porque partimos de un orden, había un orden en la clínica y en la época actual eso se ha desordenado. Nos remite a nuestro tema del último Congreso AMP El orden simbólico no es más lo que era.

Cuando había ese orden nos encontrábamos con que el fantasma funcionaba como una matriz a partir de la cual el mundo y la realidad adquirían un sentido.

El fantasma es una modalidad de lazo, de relación, de conexión entre elementos. En un primer momento hablábamos de elementos simbólicos e imaginarios y más adelante cuando Lacan plantea el núcleo real del goce el fantasma adquiere también su valor real. Dirá el fantasma es defensa y ventana a lo Real. En este sentido es un abrochamiento RSI que permitirá una localización del goce en hombres y mujeres. El fantasma brinda una localización del goce y una posición en el mundo “el sujeto goza con sus fantasmas, más precisamente que sus fantasmas lo gozan”- Lacan Seminario 19-

Aquí de lo que se trata es del goce apresado en las redes significantes, del objeto a como plus de gozar, como goce parcial.

Entonces ¿Qué consecuencias sufrió el fantasma partir de la pérdida de la brújula simbólica? ¿Sigue funcionando como defensa y a la vez como ventana a lo Real?

La hipótesis que sostengo es que a partir de la caída del referente que permitía una lectura sostenida por el régimen del padre, esta herramienta nodal no ha quedado indemne con este descalabro.

Constato en la práctica que en oportunidades acaecen atravesamientos salvajes del fantasma y en otras oportunidades esta matriz no llegó a constituirse o no lo suficientemente consistente, afectando particularmente al semblante fálico.

Quisiera presentarles una breve viñeta clínica que da cuenta de un mujer con una instalación precaria en una trama fantasmática, dónde la vacilación de su posición surge a partir de una dificultad en su referencia fálica que la deja siempre al borde de excesos, modalidad engañosa porque parece una mujer súper activa y en verdad lo que sucede es una cierta deriva hipomaníaca, que más que semblante fálico es debilidad en el anclaje, en las identificaciones. Esto se pone en evidencia en un empuje a un goce sin límites, donde las figuras de la muerte toman la escena.

Se trata de una mujer que logra separarse de su pareja con quien tenía una relación de estrago y que sin embargo ella consentía, con la idea fija de que era necesario para ella este estado de sojuzgada, que las marcas que él dejaba en su cuerpo a pesar de todo le servían como límite a lo que ella llamaba “estar perdida” “al menos así me siento que soy alguien”. Esto llega a un extremo que hace temer por su vida y es entonces que comienza un proceso de separación muy complicado.

Tiempo después conoce a un hombre con quien sostiene una relación en otros términos, es una buena elección. La vida, su ser en el mundo, se ordena para ella sin necesidad de recibir golpes. Solo hay un punto de inquietud con este hombre y es que hay una ex novia que cada tanto aparece y ante los requerimientos de la paciente él refiere de manera ambigua y entonces sospechosa, que eso ya es asunto terminado. No queda convencida pero, llevan tan buena relación que trata de sobreponerse cada vez a la inquietud que surge.

En una oportunidad ante una sorpresiva bonanza económica debe realizar algunas inversiones y si bien sabe que eso es algo bueno en su vida un sentimiento de catástrofe la invade. Quisiera entregarle todo a él y que se haga cargo, no se ve correspondida, más aún lo siente un-poco-en-otra y en un empuje irrefrenable hace lo que sabía que no debía hacer. Así como no debía volver a convivir, porque temía de sí misma, también sabía que no-todo se puede hablar, ver, saber, que hay fronteras que mejor no pasar y sin embargo allí va, jackea sus cuentas, ingresa en sus correos, en sus conversaciones privadas y desesperada, ávidamente busca hasta encontrar su confirmación: sí él mantuvo contactos con “esa” mientras le juraba amor a ella y le decía que estaba loca por dudar de él.

Verdaderamente enloquece, quiere ir a matarlo, se golpea contra la pared, me llama. La cito, camino al consultorio me vuelve a llamar, totalmente trastornada, asustada, está detenida en la costanera, casi se estrella tiembla no puede seguir. Las bocinas se escuchan, se arma un caos de tránsito pero ella se siente incapaz de avanzar, solo escucha mi voz por teléfono. Un hombre se acerca al auto y ella le pasa el teléfono, este hombre habla conmigo, estaciona su auto y la acerca al consultorio.

Desde entonces está en un complicado proceso en dónde nada es como antes, toda su vida patas para arriba pero su locura transcurre particularmente en mi consultorio, a logrado marcar un adentro y afuera absolutamente precario y para mí sorprendente. Con su pareja hace como si no pasara nada mientras en el consultorio habla de matarlo o matarse. Sí es fundamental que siga hablando, que me hable no solo en el consultorio sino cada vez que esto la invada.

Hasta ahora la voz de su analista hace de borde al agujero que la aspira y eso le permite volver a tomar la palabra.