XXIV Jornadas Nacionales de Carteles 2015
Sábado 26 de Septiembre de 2015, CABA

Plenaria I. "Opacidades del sexo y el mundo de lo visible: porno, post porno o lo que usted considere

Pornografía y soledad [1]
Silvia Ons

La secuencia inhibición-pornografía y mayor inhibición trasciende el caso en cuestión -que fuera presentado en la Mesa de la Jornada-. En esta época, tan aparentemente "liberada", las dificultades en el campo sexual no solo no se han aminorado sino quizá aumentado. Por ejemplo, tal como lo desarrollé en mi libro Comunismo sexual, llama la atención el uso del Viagra en los jóvenes para sentirse seguros y que "eso" no falle, revelando, en ese empleo, la pretensión de mostrarse infalibles que los gobierna. Tal reclamo de performance genera sujetos inhibidos que se retraen ante tamaña exigencia, apelando al tóxico para satisfacerla. El par inhibición-adicción se realimenta así de manera repetitiva, desde este ángulo ya no sorprendería tanto que los jóvenes consuman sildenafil, ya que son los mismos imperativos de potencia quienes terminan aplastando al vigor natural de esa edad. Así, notamos en la clínica, en una época ¿tan permisiva? que las dificultades de los jóvenes para abordar a una joven son corrientes, y que intentan lograr ese propósito, usando distintas drogas. De ahí que las adicciones encubran inhibiciones muy profundas.

El superyó epocal como imperativo de goce va de la mano con la pornografía y con el discurso capitalista cuya característica es la forclusión del amor y de la castración. [2] He leído notas escritas por mi amiga Lucía Blanco, y que dejó en un cuaderno; en una decía que amar es sentir placer por los pensamientos del otro. Cuando está en juego tal dimensión, el sexo ya no tiene la mecánica masturbatoria y la pregunta por el deseo del otro generará intermitencias en la potencia fálica. Los imperativos de goce y las adicciones pornográficas hacen que el amor se desligue cada vez más del sexo y que esa integración sea cada vez más difícil. Lacan diferencia el acto de amor de hacer el amor, [3] diciendo que el acto de amor es la perversión polimorfa del macho, pero hacer el amor es poesía: un abismo separa ambos términos. Por ello, del lado de la perversión, no podemos aprender nada de la lírica amorosa ya que "escapa a la observación que cae bajo los sentidos", [4] quizás por eso, cuando el enamorado quiere aludir a la parte corporal conmovida por ese encuentro ella no es localizable como podría serlo la excitación genital:

"Como hace un momento lo manifesté, es más bien de la sexología de la cual no hay que esperar nada. No se puede, por la observación de lo que cae bajo nuestros sentidos, es decir la perversión, construir nada nuevo en el amor". [5]

La pornografía rechazaría esta verdad del amor que hizo que Kierkegaard dijese que era tan difícil definir lo que es su esencia, como lo es definir la esencia de una persona. [6] Es por ello que Lacan afirma que en el amor se apunta al sujeto:

"Un sujeto, como tal, no tiene mucho que ver con el goce. Pero, en cambio, su signo puede provocar el deseo. Es el principio del amor". [7]