Éxtima feminidad
Roxana Vogler

"La densa selva de palabras envuelve sólidamente lo que siento y vivo,
y transforma todo lo que soy en algo mío que está fuera de mí"
Clarice Lispector [1]

¿Qué es la feminidad para cada una?

Fue la pregunta que nos puso a trabajar sobre lo imposible de decir.

Inspirada por lo poéticamente femenino de la escritura de Lispector, me propuse pensar la articulación entre la feminidad y la extimidad, como ese cruce entre lo más ajeno a sí mismo y a la vez lo más propio que resultará de la invención del fin de análisis.

No existe LA mujer, sino una por una y cada vez, así como lo es también cada encuentro con el analista. Lo singular en sí mismo es aplicable a la feminidad y esta a su vez tiene afinidad con la posición del analista en la contingencia de cada encuentro.

Me interesó pensar el concepto de extimidad articulado con lo femenino, a partir de la figura topológica de la Banda de Moebius, ya que en el contorneo de sus bordes, se dibuja el vaivén de la feminidad como lo insituable entre lo real, lo simbólico y lo imaginario. Al modo de un litoral que relaciona territorios heterogéneos tal como Lacan ubica la contigüidad entre el goce y el sentido de la letra en Lituraterre.

¿Cómo fue pensando Lacan la extimidad?

En la época en que definía el inconsciente como discurso del Otro, queda ubicado el Otro como éxtimo, en tanto el sujeto es hablado por el Otro, es legítimo decir "la extimidad del inconsciente". [2] Son los años de "La instancia de la letra...", lo dice así: "¿Cuál es pues ese otro con el cual estoy más ligado que conmigo mismo, ya que en el seno más asentido de mi identidad conmigo mismo es él quien me agita?" [3]

También el objeto está ubicado en ese lugar éxtimo. Lo más interior que lo más íntimo mío, de San Agustín, echa por tierra la ilusión del "conócete a ti mismo" y acerca una topología tórica de la extimidad, "en virtud de que su exterioridad periférica y central no constituyen sino una única región". [4]

Ya en su última enseñanza, entiendo que es el cuerpo lo que puede ser pensado como éxtimo al parlêtre.

Dado que el sujeto desconoce la existencia del objeto de goce que lo habita como un cuerpo extraño, nos encontramos con el dilema de la extimidad del goce en el análisis. Paradoja ineludible de habitar un cuerpo que nos resulta ajeno, que a cada rato "levanta campamento", como señala Lacan en el Seminario 23.

Extimidad angustiante y tanto más para la mujer puesto que ella tiene una relación más directa con la angustia que el hombre.

Esta mayor afectación de la angustia en la feminidad es consecuencia del carácter no localizable de su goce. Esta imposibilidad de reducir el goce a una medida, significa que en tanto atravesada por ese goce, una mujer deviene enigma para el otro y también para sí misma.

En sus fórmulas de la sexuación Lacan anticipa esta propiedad, al vincular el goce de la mujer como no-toda con el significante del Otro barrado.

¿No es acaso el cuerpo femenino como Dark continent, el que encarnando lo real como tal, nos deja entrever la excentricidad radical de la mujer consigo misma en esta paradoja del Otro interior?

¿Cómo la invención del fin de análisis escribe el cuerpo femenino en una nueva relación con lo real? El escabel es una invención singular con eso que se hace lazo a partir de los restos sintomáticos. Lacan replantea así, el concepto de sublimación como una nueva satisfacción que no es sin el cuerpo. La sublimación es un destino pulsional, pero debemos diferenciarla de la invención.

Así como el objeto de arte sacude nuestras entrañas, el análisis atraviesa los velos de la propia extimidad, hasta ese límite donde ya no se trata de palabras, sino de inventar un saber hacer con ese cuerpo otro.