Captar el tejido de un análisis
Paula Vallejo

Al final del seminario "Momento de concluir", Lacan alude a lo real como el tejido, la tela de un análisis, y ubica a lo imaginario –que ya no está concebido a partir de lo simbólico- como su soporte, es decir, como aquello con lo que se teje esa tela. Señala allí que si la práctica analítica se sostiene en el abordaje de lo real por la vía de lo simbólico, eso conduce inevitablemente a una aprehensión fantasmática de lo real. [1] Es por ello que en este Seminario se aboca a la manipulación de los nudos, intentando hacer el esfuerzo de imaginar lo real. Me interesa situar las consecuencias producidas por esta perspectiva, a nivel de la práctica.

Al transitar este camino Lacan apunta a poner en acto lo que en el seminario anterior ubicó como la necesidad de un contrapsicoanálisis, [2] que le quite a lo simbólico el dominio sobre los otros dos registros. Propone al corte como interpretación privilegiada del analista, en tanto es el que "muda la estructura de los objetos representados", [3] (recuérdese que se trata de telas, de tejido), aspirando de este modo, a "elevar el psicoanálisis a la dignidad de la cirugía". [4]

Sin embargo, él mismo va a ubicar el obstáculo para semejante propósito señalando que "no hay nada más difícil que imaginar lo real", [5] puesto que entre lo imaginario y lo real hay una hiancia que hace a la inhibición para imaginar del parlêtre. [6]

Superar esta hiancia constituye entonces, para Lacan, una posibilidad de poder captar el tejido de un análisis, no su elucubración.

Tomando esta perspectiva, podríamos pensar que en el final del análisis se trataría para el parlêtre, de lograr circunscribir no un significante sino una imagen, que por su homogeneidad con lo real en tanto ésta es su soporte, permitiría aislar, a su vez, un trozo de ese real. Es evidente que se trata aquí de una imagen ligada a lo que podemos visualizar como una "materialización del hilo del pensamiento", [7] antes que al sentido producido por su copulación con lo simbólico. Desvinculada de lo simbólico, ella está, sin embargo, infiltrada por la singularidad de un modo de gozar.

Ahora bien, ¿qué papel tiene lo simbólico en esta aprehensión de lo real? Si se trata del nudo de tres consistencias, y si como hemos visto Lacan apuesta por imaginar lo real, ¿cómo situar lo simbólico en el nudo?

Miller señala que "lo simbólico está allí fuera del asunto" [8] ya que "tiende a proseguirse en lo imaginario". [9] Tenemos pues un imaginario que se pone en continuidad con lo real, y un simbólico que pasa a lo imaginario. "Lacan afirma que en la mayoría de la gente, lo real, lo imaginario y lo simbólico pasan uno en el otro, se confunden". [10] Mi pregunta insiste: ¿qué sería lo simbólico, disyunto de lo imaginario y de lo real?

Intentaré responder de manera borromea. La operación analítica que juega con el equívoco hace uso de la ortografía para escribir de otra manera el texto aportado por el analizante. Con el corte entre S1 y S2, el analista opera sobre el tejido de equívocos de lalengua y produce una ruptura en esa tela, aislando al significante en su estatuto de letra. Vale decir que es la interpretación analítica la que hace ex-sistir una dimensión de lo simbólico en la que el inconsciente se soporta, reenviando el dicho del analizante a su decir y produciendo una rectificación de la lectura del analizante. Esta mutación, capaz de hacer variar la estructura topológica del sujeto, solo puede ser ubicada entre simbólico y real, pero en tanto el tejido de lo real se soporta de lo imaginario, el corte producido sobre la superficie de esa tela, sólo podrá leerse a partir de los efectos de goce en el cuerpo.