Algunos otros *
Mónica Boada

Desde hace algunos años mi formación y mi actividad como analista se encuentran más decididamente enlazadas a "algunos otros". Dos seminarios en los que participo y colaboro (uno acá y otro en la EOL), que tienen un funcionamiento símil cartel y recientemente un cartel propiamente dicho.

El cartel tiene al menos dos aristas. Una más epistémica (en relación al saber y a su producción). La otra, que es la que me interesa destacar hoy, es que el cartel implica un modo de lazo con la Escuela y también un modo de lazo entre analistas.

Del mismo texto de Miquel Bassols[1] del que se extrajo una cita para convocar a este encuentro, elegí tomar otra que representa algo de mi experiencia con el cartel.

Ese texto propone el cartel como puerta de entrada a la Escuela y especifica: "…se trata de entrar por un trabajo y no por un atributo del ser". Primera cuestión, voy a poner entre paréntesis el término "entrar" que indica una topología del adentro y el afuera. Prefiero en su lugar, sostener la cuestión de cuál es el lazo al que nos invita el Cartel.

Un "atributo de ser" sería, por ejemplo: "ser alumno de...", ser analizante de...", "ser principiante...", "ser experimentado...", "ser miembro..." El tipo de agrupamiento, de lazo que se organiza alrededor de un atributo es lo que Freud nombró como "massen", masa. En Lacan lo podemos pensar con el lado macho de las fórmulas de la sexuación. Un atributo homogeneíza y arma un "todos". Ahora bien, Lacan mismo nos dice que hay algo de la emergencia de lo grupal que es real, es algo que no cesa de emerger, necesario. E incluso nos dice que quienes no se identifican a un grupo, "están fallados, están para encerrar". Lo específico del cartel como grupo, es que se trata de una identificación a un punto que es un agujero.

En el lugar del atributo, en el cartel de lo que se trata es de un rasgo y lo que hay en común entre sus miembros es un "agujero", un agujero en el saber (el tema, la pregunta del cartel), pero un agujero que permite anudar. El rasgo, a diferencia del "atributo de ser" que homogeneíza, vale por su pura diferencia. No hay dos miembros del cartel con el mismo rasgo. Como señalaba María Laura Errecarte, en una reunión preparatoria de esta noche, el rasgo es lo que va al lado del nombre propio en la inscripción del cartel. Es del orden de lo singular.

En mi experiencia, eso no es algo que está de entrada. Producir y arribar al nombre del rasgo ya es parte del trabajo del cartel, y no es sin alguna intervención del más-uno. Hacer consistir el rasgo de cada uno y lograr que consistencias distintas se enlacen alrededor del mismo agujero, es un saber-hacer del más-uno.

El cartel del que formo parte en este momento tiene como nombre "Finales de análisis: del troumatisme a la invención". Como ven, el agujero que tenemos en común, es "amplio" y, como dice Lacan, puede ser "un torbellino que nos trague", que nos aspire, en una fuga de sentido infinita. Producir el rasgo es lo que permite bordear el agujero y que entonces funcione como límite. Y el límite permite localizar, reducir y no delirar. En mi caso, se terminó de armar a partir de una intervención del más-uno, que con una cita, hizo resonar de un modo nuevo uno de los términos con los que yo lo formulaba.

Volviendo a la cuestión del lazo, Lacan dice, que un grupo emerge, un grupo es real, no se puede inventar, lo que sí se puede inventar es un tipo de funcionamiento. "Puede haber una manera con la cual cierto lazo se establece en un grupo, puede haber algo nuevo y que sólo consista en cierta redistribución de letras. Esto sí puedo inventarlo".[2] En ese sentido el cartel es una apuesta por un lado a inventar un lazo entre analistas que no haga masa y por otro a que no se deslice hacia el discurso universitario y al ser nombrado-para, que es otro tipo de lazo.

El "algunos otros", nombra bien algo del grupo analítico. Así lo encontré en un trabajo de Luis Tudanca[3] sobre el cartel y él a su vez lo toma de Lacan cuando dice que el analista no se autoriza más que por sí mismo y por "algunos otros". Me parece que también vale para el cartel. El desafío del cartel es cómo hacer lazo con "algunos otros", con los que sólo se tiene en común un agujero en el saber, un "no hay", y un rasgo, un nombre singular del que servirse para eso.