Del goce imposible al real
Gerardo L.L Maeso

Garciela Lucci "En encrucijadas entre un sexo y otro. La no relación sexual'', cita una poesía de Roberto Juarroz

Me doy vuelta hacia tu lado,
En el lecho o la vida,
Y encuentro que estas hecha de imposible.
Me vuelvo entonces hacia mi
Y hallo la misma cosa.
Es por eso que aunque amemos lo posible,
Terminaremos por encerrarlo en una caja,
Para que no estorbe más a este imposible
Sin el cual no podemos seguir juntos.

El síntoma de Lacan, en el cual el creyó, es lo real, respuesta sintomática a la obra de Freud que permite anudar borromeicamente lo simbólico y lo imaginario, registros que no tienen ningún punto en común .

Esta es la verdadera trama que vuelve insostenible al estadio del espejo en el cual el Yo ideal se sustenta en ideal del yo, donde el punto común es el ideal: yo –ideal-yo

Esta concepción basada en el entrecruzamiento dará como particularidad que el goce responda al regocijo que el sujeto encuentra en su imagen cuando esta adquiere la buena, forma que responde a la perfección de la verdad, que sostiene la belleza solidaria del bien.

Hay alegría porque se constituye un saber que lleva al sujeto por el camino del placer ligado a la realidad, que nos devuelve la satisfacción de lo que funciona. Es la instalación de Sss a través del cual se descubrirá el sentido que proviene de lo reprimido y que abre la puerta al levantamiento del síntoma que perturba al ser hablante

"Podemos recurrir para captarlo mejor a la oposición de la metáfora y de la metonina. Hay una metáfora del goce del cuerpo, esta metáfora produce acontecimiento que Freud llama fijación. Eso supone la acción del significante como toda metáfora pero un significante que opera fuera del sentido, y luego de la metáfora del goce esta metonimia del goce, es decir su dialéctica. En esos momentos se dota de significación". *

Se sabe que la teoría freudiana se valió del mito edípico para llegar a explicar el desarrollo de la sexualidad infantil. La madre aquel objeto sublime donde residía el goce primordial, era interferido por la prohibición paterna que daba lugar a la amenaza de castración , a partir de la cual el goce pulsional tomaba el camino de la sustitución de objetos dando lugar como ejemplo a la degradación de la vida erótica, donde la satisfacción se muestra dependiente del complejo paterno del cual Freud era tributario.

Interpretando el síntoma desde el mito de la neurosis que sostenía al padre muerto, hacía que esta encontrara cierta realización por los caminos del sentido que demandaba siempre un más de sentido.

La introducción del nudo borromeo modifica al temario edípico solidario de la tragedia, por un temario fuera del sentido que cambia el funcionamiento de la interpretación

De aquella basada en la escucha que sostuvo Lacan en su retorno a Freud, donde la palabra es significada a partir del analista como Otro que generó el psicoanálisis freudiano, se produce un clivaje o ruptura cuando en el "Atolondradicho" se recorta una distancia de la semántico que conduce a que la interpretación se sostenga en tres ejes concurrentes: el equívoco homofónico, el gramática y el lógico.

Asi se produce un desplazamiento del "yo no busco encuentro" al "yo busco" que comporta un pasaje del hallazgo de la escucha a la lectura, que al no ser de la palabra hablada, se presenta como letra vehiculizando una escritura fuera del sentido que produce el acontecimiento de goce que determina la formación de síntomas.

Para Freud, quien partía del sentido, eso se presentaba como resto, pero de hecho ese resto es lo que está en los orígenes mismos del sujeto, y es de algún modo el acontecimiento originario y al mismo tiempo permanente, es decir que se reitera sin cesar que Miller llamá iteración, en contraste con la repetición, que sitúa la diferencia, instalando la espera.

Los restos sintomáticos no analizables y la recidiva de la neurosis que motivan una resistencia en la tradición freudiana, son tomados en la última enseñanza de Lacan para mostrar que un cuerpo es lo que goza de sí mismo, verdad del viviente que demuestra que el goce sufre la incidencia de la palabra que perturba su satisfacción.