EDICIÓN #4
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PLENARIAS JORNADAS
Plenaria: Cartel y Escuela: Efectos de formación 1. La Escuela Luego de la excomunión sitúa la posición del analista en la cura analítica como una posición de desecho, "se hace él mismo el testigo de un cierto fracaso para el psicoanálisis" [2] El término fracaso es retomado en varios lugares de su enseñanza. Podríamos decir que la Escuela y el cartel se tejen alrededor de un fracaso fecundo denominado vacío. En el 1964, funda la Escuela en un acto que en tanto tal es sin Otro, dice "… solo como siempre lo estuve en mi relación con la causa psicoanalítica". [3] Solo en relación con la causa analítica se distingue de único y también de aislado. Así al fundar la Escuela renuncia a su soledad. Entre otras razones es por eso que hoy estamos aquí, con otros. La Escuela es una experiencia inaugural. El acto es un corte, es una ruptura respecto de un modo de organización anterior de los psicoanalistas de la IPA - lugar del cual fue excomulgado. La Escuela se funda así como discontinuidad. J.-A. Miller lo señala en Política Lacaniana "La Escuela como experiencia inaugural es un esfuerzo por arreglárselas en forma diferente a la de Freud con los analistas- como resultado de un análisis-, y con la enseñanza y la trasmisión del psicoanálisis". La hipótesis de Lacan es que el modelo de Sociedad psicoanalítica que Freud instituyó desconoce el real en juego del que se trata pero a la vez lo protege. Freud "vió allí el único refugio posible para evitar la extinción de la experiencia". [4] Para Lacan la fundación de la Escuela es una apuesta a su enseñanza, a que ésta persista. Es el modo de proteger al psicoanálisis, -como él lo indica- "de una práctica mitigada por la invasión de una psicoterapia asociada a las necesidades de la higiene mental". (Reconocemos aquí la anticipación de Lacan acerca de la propagación contemporánea de las corrientes "psi" que empujan a la universalización de los goces con el consecuente efecto segregativo) En "El acto de fundación" de la Escuela como apuesta a su enseñanza, podemos destacar tres puntos:
A partir de La Proposición… La Escuela a través del dispositivo del pase y a través del modo de funcionamiento del cartel apuesta a descompletar la formación del analista nunca concluida. La formación no hace un todo, no se cierra sobre sí misma, hay efectos de formación. La formación es no-toda en parte por la hiancia estructural entre la causa y el efecto. Hay un real en juego en la formación misma del psicoanalista, un imposible que la agujerea. Este real puede provocar su propio desconocimiento hasta producir su negación sistemática como sucedía para Lacan en las "Sociedades existentes" para las cuales la enseñanza tendía "en conformidad" a una rutina cómoda. Bajo esta perspectiva, en "La equivocación del sujeto supuesto saber" nos recuerda que el inconsciente intranquiliza; los psicoanalistas "por haber querido tranquilizarse a sí mismos acerca de él, lograron olvidar el descubrimiento". El inconsciente es, "por naturaleza, muy poco tranquilizador". Leonardo Gorostiza lo señala en su texto "Lo que aguardar significa" (texto que formó parte de la Conversación "¿Cómo se forman los psicoanalistas en la EOL 20 años después") Dice: "Más bien, el inconsciente "intranquiliza". Fundamentalmente porque el inconsciente al que Lacan se refiere cuando se lamenta de que los psicoanalistas no quisieran creer en el inconsciente para reclutarse, es "el inconsciente que no hace semblante". Es decir, que ese inconsciente no es otra cosa que la hiancia misma de la cual está suspendida la posición del psicoanalista y donde éste debe encontrar la certeza de su acto… Elaborar el inconsciente, como se hace en el análisis, no es nada más que producir su agujero. (…) Allí adentro, estoy solo.". Es decir que se trata de una hiancia, un agujero, un vacío, que es constituyente de la experiencia analítica y que hace a la soledad del acto analítico".[8] Como respuesta a este impasse Lacan apuesta a que el reclutamiento de los analistas de su Escuela se base en la relación de cada uno con su inconsciente. 2. El cartel Es en este aspecto que Irene Kuperwajs-Secretaria de Carteles de la EOL- afirma: "Basta recordar que en el "Acta de Fundación de la Escuela", introduce el Cartel como principio de funcionamiento de la Escuela para una elaboración de saber sostenida bajo la modalidad de "un pequeño grupo". Lacan plantea para el modo de funcionamiento del cartel el matema 4+1. Cuatro se escogen para proseguir un trabajo que debe tener su producto. Hay una condición, el producto no es colectivo, es de cada uno. La función del más-uno es la de velar "por los efectos internos de la empresa y de provocar su elaboración". Para prevenir los efectos de pegoteo propone la permutación (trabajar durante un período de uno a dos años). "Vayan. Júntense varios, péguense unos a otros el tiempo que haga falta para hacer algo y disuélvanse después para hacer otra cosa". Este dispositivo de trabajo original propuesto por Lacan "… tiene en cuenta los efectos de grupo y apunta, por su estructura y su funcionamiento, a limitarlos lo más posible". [11] Podemos decir que el cartel por su estructura nos advierte que estamos siempre al borde del embrollo. Respecto de su trabajo no hay que esperar ningún progreso a no ser el de "poner a cielo abierto periódicamente -como hoy, aquí- tanto los resultados como las crisis de trabajo. Es decir hacer pasar a la comunidad analítica el trabajo particular de cada uno que incluye los escollos, los tropiezos, inclusive las detenciones. El cartel como dispositivo de trabajo conjuga el lazo social que invita a producir un saber que se descompleta con la palabra contingente del uno por uno, permite "…la producción de un saber no acabado, es decir de cada uno con los otros"[12] El producto de cada uno es puesto a cielo abierto, puede haber conversación y no saber acabado; enseñanza antes que "suficiencia didáctica". En la secuencia: juntarse para trabajar- producto de cada uno- despegue- el lazo social no se abandona. Así, Lacan apuesta a un lazo en el cartel que no haga masa. Esta cuestión también afecta la función del más uno, como lo menciona J.-A. Miller en "Cinco variaciones sobre el tema de "La elaboración provocada", el más uno no se añade al cartel más que descompletándolo.Para concluir: Se apuesta a una lógica sin Otro que lejos de promover el estigma estoico en el que se puede prescindir de los otros- "prescindir del Otro para ser uno solo", invita a tocar el borde de su inconsistencia y de su indecible. Nuestro refugio va en contra de la segregación que se intenta del discurso analítico, va también en contra de la auto segregación, modalidad de respuesta que implica descreer del Otro sin hacer frente a su inconsistencia. La formación y sus efectos se sostienen "sobre un punto de real que mantiene abierta las respuestas acerca de los que es un analista".[13] En esta experiencia somos responsables de no desconocer aquello que sutura los puntos de imposible. Septiembre 2013 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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