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Notas sobre los primeros pasos de un cartel sobre políticas | Productos | Cuatro+Uno
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Notas sobre los primeros pasos de un cartel sobre políticas
Por Francesc Vilà (ELP)

 

Introducción
De la pastoral de las guerras a la deriva de la pulsión

Es un cartel como ustedes pueden imaginar ambicioso y algo excedido en sus pretensiones. El plural de políticas se refiere a la de la dirección de la cura, a la del psicoanalisis como discurso y a la teorización de la acción de poder y control de la realidad social, la política en mayúsculas.

De entrada, una apuesta así, me llevo a recordar la gran novela sobre la guerra civil española en Catalunya. Me refiero a Incerta glória[1], una novela de Joan Sales. Título acertado para una obra voluminosa, hecha en diversos momentos de la vida del autor y de su posición como escritor.

Sales participo en la guerra civil y declaró que:

"La guerra ha sido para mí la gran experiencia de mi vida, lo que más me ha interesado, lo que más me ha apasionado. El escritor debe constituirse en testimonio de la verdad de ese acontecimiento".

En la Modernidad el poder hizo política con las ideas, con la circulación de bienes y personas, con el control de los territorios… Y el hombre se hizo a sí mismo con hazañas donde el Otro simbólico y los otros eran coprotagonistas.

Un partenaire frecuente para tales hazañas, para tales ejercicios de pensamiento y acción, fueron las guerras de ideales y territorios. La guerra era un laboratorio privilegiado donde la política ponía a prueba sus razones extremas sobre el poder y el control.

Pero… En el último cuarto de siglo veinte, en el traspaso de la modernidad a la hipermodernidad, Michel Foucault entiende que el laboratorio se ha transformado y acuña el concepto anguila de biopolítica.

De esta intuición foucaultiana el discurso universitario ha construido una definición más o menos acertada que dice:

· "conjunto de saberes, técnicas y tecnologías que convierten la capacidad biológica de los seres humanos en el medio por el cual el Estado alcanza sus objetivos".

Eric Laurent en el Seminario del Otro que no existe y sus comités de éticaEn la senda de la reflexión de Foucault aporta una constatación clave postfreudiana para repensar las políticas hoy:

· El nuevo laboratorio privilegiado de la(S) política(S) es el cuerpo del ciudadano.

Laurent, en el capitulo XI del seminario se pregunta por la posibilidad del psicoanalisis y retoma algunas afirmaciones de Foucault a partir de que "la erección ya no está de moda".

Explica que el padecimiento de la civilización, posterior al malestar de la cultura freudiano, es la experiencia vital de la ausencia creciente de todas esas saturaciones del superyó y del ideal del yo que en épocas pretéritas se realizaron en todas las formas orgánicas de las sociedades tradicionales.

Émile Durkheim concibió la sociedad construida con corsés hechos de ideas y cultura. Era una sociedad conformada y reprimida, hecha órgano social. El cuerpo natural del ciudadano y de la sociedad misma está pensado como organismo.

La sociedad hipermoderna, dice Laurent, se muestra en una tensión nueva entre la anarquía democrática donde los ideales de la comunidad se pluralizan y la tiranía narcisista del cuerpo solo, aislado, experimentando nuevos vacíos… cuyo partenaire principal son las imágenes del individuo de masas fragmentado en múltiples espejos que lo miran y capturan o los objetos que prometen una saturación ilusoria de las faltas del sujeto y la vida.

Este nuevo escenario encontró una guerra inaugural en la guerra del Vietnam.

Vietnam es la primera guerra no convencional. No es posicional, es telecomunicada y aerotransportada. La primera guerra que participa de la teoría del dominó planetario. El enemigo se multiplica entre lo invisible, el propio cuerpo y el fuego amigo. Esta guerra ya no reproduce las neurosis de guerra estudiadas por Freud o Tosquelles[2].

Vietnam produce ingentes trastornos acotados entre la fatiga y la impulsión. El ataque de pánico, los desequilibrios metabólicos, inmunológicos, psicosomáticos, los desencadenamientos pasionales, las compulsiones de las apetencias… en definitiva, pluraliza los señuelos y derivas de las pulsiones del yo, reconocidas por Freud como el instinto de muerte que en la actualidad se ha emancipado del ojo comunitario y librado a la lupa de la técnica.

Vietnam es el punto de partida de las nuevas psicopatologías del vació -ver la magnífica obra de Francis Ford Coppola, Apocalipsis Now- . También produce tal déficit económico en USA que Richard Nixon decide afrontarlo rompiendo con el tratado de Bretton Woods e iniciar la era del capitalismo impaciente y creativo con su ingeniería financiera.

Vietnam es la antesala de una novedad radical en la política, la globalización del mundo. Los acontecimientos seriados de relevancia son: la ruptura en 1971 del acuerdo de Bretton Woods sobre el Patrón Oro, la caída del Muro de Berlín y el 11 S. Todo ello está aderezado por la creación en 1995 de la Organización Mundial del Comerció y su green room.

El estadio del capitalismo, llamado financiero o impaciente, y el momento de la ciencia, aplicada a la vida cotidiana con instrumentos técnicos y gadgets protésicos y comunicacionales, han situado al cuerpo narcisista [que aspira por derecho a la felicidad y está conectado al objeto parlanchín visual o auditivo] en el centro de las nuevas acciones del poder que ejerce el control.

Y en el exterior queda el nuevo bárbaro, lo musulmán que invoca el cuerpo despedazado. Hay que considerar que tanto las maquilas asiáticas o centroamericanas que dan a ver cuerpos deshumanizados, robotizados, como el bunraku[3] educativo y ocupacional japonés, están conectados en una topología de extimidad con la Cosa Europea. La deshumanización musulmana, por el contrario, nos retorna al Dios precristiano. Lo musulmán, que ya tuvo su puesta en forma en los campos de concentración nazis[4], es un otro siniestro, acechante, que no se rige bajo la egida del ojo y la oreja que todo lo ve y escucha de la época en la que Dios ha muerto, forma parte de la globalización del mundo en su condición de extranjero radical.

En fin, la política tiene su nombre actual, es biopolítica:

· control de cuerpos cebados en la felicidad y la reproducción del consumo, narcotizados con la idea de la postergación infinita de la muerte.

El psicoanalisis tiene un reto nuevo, entender la deriva de la pulsión en la época presidida por el principio de que lo primero es el goce que inunda el cuerpo.

Quizá el tiempo de la crisis actual reconduzca los argumentos bajo el significante de la austeridad pero el campo del discurso parece ser el mismo.

 

La experiencia del cartel

Como más uno del cartel facilito el abordaje de la experiencia del cartel como una experiencia de saber y, por lo tanto, no lo abordemos con la esperanza de la verdad.

Me toca hacer para que la única cuestión interesante sea la de ajustar lo que cada uno lleva entre manos en su relación al psicoanálisis mismo con el psicoanalisis como fuerza material y práctica para saber y hacer sobre la subjetividad y la realidad de la época.

La subjetividad de época, en la tradición hegeliana del psicoanálisis, se inscribe a partir de los momentos cruciales y los acontecimientos que los emplazamientos de la técnica del siglo XX han producido.

La tarea del cartel está en un bien decir cooperativo que permita a la pequeña sociedad que constituimos posicionarse y orientarse ante el cuerpo como lugar para las políticas.

¿Cómo aprovechar los fluidos plásticos en red, canales comunicantes de los que habla Freud cuando se refiere a la pulsión y sus vicisitudes? ¿O que enseñanza obtener de las imágenes de la Tundra Siberiana evocadas por Lacan a la hora de hablar de la libido?

Tengamos tiento, quizá estas visiones aéreas lacanianas de la Tundra o la obra surrealista de los vasos comunicantes de relato freudianos sobre la red pulsional dan relieve interesante a las metáforas líquidas de Bauman que en la sociología han substituido al corsé de hierro de Durkheim.

 

La formación chistosa de una micro sociedad

La formación de este cartel es chistosa. Una joven participante de la Sección Clínica, con la que mantengo diversas relaciones, un día me susurra que hay unos que quieren preguntarme sí estaría dispuesto a hacer un cartel sobre política. Le digo que les diga que sí y que añadimos una s. Está ese no hace plural sino heterogeneidad. Junta política de la cura, de la enseñanza del psicoanalisis y la política en mayúsculas.

La política, que es a la vez cómica y asesina, y que labra la historia y controla el presente, se hace con identificaciones. Amasando, como hace el alfarero, palabras clave, imponiendo relatos de la historia o configurando imágenes tiene como misión capturar al sujeto y controlarlo. El psicoanalisis trabaja en el reverso, colabora a nombrar las identificaciones fundentes del sujeto y lo enfrenta al vació pulsional envuelto por los imperativos del hacer y el destino.

Al poco recibo la confirmación. Están de acuerdo y nos damos una primera cita para hablar y conocernos. Lo hacemos con un convite. Ellos pagan una cena.

La cena transcurre de manera amena pero falta uno. Mejor dicho, falta ella, la que nos propuso hacer el cartel. Amablemente se excusa. Somos tres y un más uno. Falta un cuarto componente que quedamos en encontrar.

Me consta que ella, ausente ya ese primer día, recibe periódicas confidencias de nosotros. Es excepción.

¿De qué hablamos en ese primer banquete? De nuestros orígenes, de nuestros éxitos y nuestros fracasos, de nuestros gustos, hablamos un poco de la vida y de cómo nos la ganamos. Se deja traslucir que el amor al psicoanalisis pretende hacer relevo del bagaje vital y que somos diversos.

La rebelión, el júbilo, el espíritu de cambio, de reforma de nuestros pequeños y grandes mundos llenan la conversación. La transferencia no solo es de amor, también hay odios. No somos benditos. El dinero, el poder y la gloria tienen contrasentidos políticos y analíticos.

Antes de terminar esa primera cita pregunté por el padre.

No sólo está el padre tendero a la manera de Margaret Thatcher, para acompañarla en la vida política con la rotunda afirmación de que un país se puede gobernar como se dirige un negocio de barrio. O el padre humillado de Freud para sostener la tragicomedia… O la amistad de Konrad Adenauer, de Robert Schuman, de Alcide de Gasperi para forjar la colaboración fraterna entre los pueblos europeos… O el padre espiritual de Jordi Pujol[5] para hablar de la reconstrucción de la patria… O el maestro De Clerambault para el joven psiquiatra Jacques Lacan ocupado en la paranoia…

Hablamos del padre de la psicobiografia inspirada en el orden edípico del psicoanalisis, un poco humillado, recordado en una atmosfera idealizada, con sus hazañas contables y las inconfesables. Hablar de ello abrió la caja torácica de los miembros del cartel. Los asuntos y oficios del padre, los negocios, la contabilidad, la cosa pública, la arquitectura, la agricultura, la administración… ahorman los estilos de cada uno.

Esa microsociedad[6], cimiento de la Escuela, es una microsociedad hecha para experimentar la transferencia de trabajo más allá del trabajo de la transferencia.

El trabajo de la transferencia se soporta en un saber no sabido del inconsciente, es una experiencia donde el Sujeto supuesto al Saber que encarna el analista permite un recorrido hacia la consistencia del objeto.

La transferencia de trabajo de la micro sociedad se soporta en el matema del S(A/), se elaboran saberes para transferirlos, se traspasan entre los cartelizantes y también se acuerda acotaciones de impases. Esto baliza el recorrido de la formación por lo que el discurso psicoanalítico enseña.

A partir de entonces nos reunimos en un lugar cómodo, en un living, con una periodicidad mensual. Hablamos, leemos, comentamos, humoreamos y comemos. La amabilidad y la cortesía no están reñidas con lo ardua de la tarea, la transferencia de trabajo en el saber. Los textos y la actualidad hacen un contracampo.

 

Mi manera de entender el saber hacer como 'más uno'

  1. Sales no solo escribió está novela, hizo poesía, tradujo a Dostoievski, a Nicos Kazantzakis y a François Mauriac al catalán. Fue intimo amigo del gran poeta catalán del amor, Marius Torres, y editó novelas relevantes de la literatura catalana como La plaça del diamant de Mercè Rodoreda o Bearn o la sala de les nines de Llorenç de Vilallonga
  2. Francesc Tosquelles es un psiquiatra nacido en Catalunya que impulso los hospitales de campaña para combatir las neurosis de guerra en la contienda civil española. Posteriormente fue notable en Francia por impulsar la sectorización psiquiátrica y la psicoterapia institucional inspirada en el Lacan clásico de "Función y Campo de la palabra y del lenguaje en el psicoanálisis".
  3. Véase las técnicas de puesta en escena del teatro japonés y el hikikomori entre los adolescentes.
  4. Giorgio Agamben habla del estado de musulmaneria como un estado previo en la supervivencia del campo de concentración a la muerte.
  5. Jordi Pujol es un político catalán que fue presidente de la Generalitat de Catalunya des de la transición española hasta los inicios del siglo XXI.
  6. Sostengo esta argumentación con la lectura del Seminario del banquete de los analistas de Jacques Alain Miller.
  7. Publicado en castellano en una recopilación de Ediciones del Cifrado bajo el título Las tres estéticas de Lacan. Buenos Aires, 2011. El caso clínico expuesto por Marie-Hélène Brousse, Una sublimación a riesgo del psicoanálisis, es una excelente muestra del trabajo analítico en la época de la clínica de la pulsión.

Para hacer sociedad hace falta hacer serie. Sumar uno y otro, un uno y otro uno… sin echar mano de la identificación. El más uno promueve la serie. Hace bien para que, a partir de preguntas o convicciones, las lecturas y las discusiones, el trabajo, produzca chichones o rompa los huesos de la cabeza de cada. Pero también pone límite a la serie, la regula en el trabajo cooperativo en pos de la producción.

El más uno se apoya en la convicción que tiene Lacan de que el producto del trabajo que el psicoanálisis enseña se ve favorecido, de alguna manera, por el principio de recurrencia de Poincaré:

· lo que no se inscribe como saber consistente retorna una y otra vez.

Se trata de inducir el trabajo a la contra del culto al saber ignorado o a la palabra sacralizada que se acomodan al horror a saber. Este trabajo de cartel hace caer algunos velos que el amor al saber cubre.

Se trata de tomar ejemplo del testimonio de los psicoanalistas y de lo que enseña el psicoanalisis. Sin necesidad de medir el diámetro de los huesos de su cráneo o, como ocurre hoy en día, tomar la medida a la neurona cognitiva. Lo que enseña el psicoanálisis, de lo que habla, no es del cuerpo anatómico o racial, espiritual, social… pone al trabajo el cuerpo libidinal y sus acontecimientos. Veremos como la etimología de trabajo apunta de lleno a las zonas erógenas y el saber que generan.

El cartel es un ejercicio de lectura sobre lo que dice el texto, lo que se escribe y se entiende y lo que el texto evita. Eso produce resonancias.

Podemos usar la etimología de trabajo en nuestro provecho. Algunos afirman que viene de tripalium, instrumento de tortura para esclavos y herejes que consistía en tres palos a los que se ataba el cuerpo del escogido para deformarlo, alterarlo, y, en algunos casos, la osadía llegaba hasta pretender soltar el alma.

El trabajo del cartel es algo parecido. Tensiona el cuerpo, los huesos y las mientes, con esfuerzo, para que la conversación deje paso a la consistencia del objeto a que soporta el argumento que es respuesta. El cartel es un espacio de transición entre unas preguntas y afirmaciones y algunas respuestas consensuadas en la disputa o la constatación de algunos callejones sin salida. El saber en curso guarda relación con los objetos pulsionales que entorpecen, inhiben o debilitan la producción. El más uno anima este espacio sabiéndolos de transición.

En cierta medida el más uno promueve una especie de cocido de payes o olla aranesa con la condición de que los gustos no se anulen. Todo lo contrario, se potencien. Tampoco hay que olvidar que el plato sea comestible, no indigesto.

Hablamos a partir de lo que cada uno prepara según propia propuesta y circulamos por textos y citas contrastados con la clínica y los hechos de actualidad.

 

El horizonte del cartel

En los primeros compases del cartel hemos encontrado dos buenos asidero para orientar el trabajo.

Es pronto para hablar de la producción.

El primer asidero es el sexto paradigma del goce de Miller sustenta el tiempo de la argumentación. Anuda las tres políticas que pretendemos estudiar y nos ahorma al estudio de la subjetividad de época.

El segundo asidero es el problema de la sublimación. Entre el Seminario de la Ética y el texto de Massimo Recalcati La sublimación artística y la Cosa[7] queremos trabajar las políticas de control de los cuerpos y la política de la cura del psicoanálisis.

La pulsión es sublimatoria, dice Recalcati retomando a Lacan. La acción de la sublimación no es un modo de neutralización represora de la pulsión.

Ante los imperantes discursos del capitalismo y la ciencia, fluidos sin imposible que inundan los cuerpos, ¿cómo hacer para pensar la sublimación a partir del vacío como efecto de la acción letal del significante sobre lo real de la Cosa?

Ese vacío se distingue del vacío como cristalización del goce, del vacío suturado de la ciencia o del vacío del discurso capitalista

Quizá así siga siendo posible la política del psicoanálisis ¡!

Francesc Vilà, AME de la ELP. Mayo 2012.

Componentes del cartel: Héctor Garcia, David Baytelman, Howard Rouse, Erick González.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Sales no solo escribió está novela, hizo poesía, tradujo a Dostoievski, a Nicos Kazantzakis y a François Mauriac al catalán. Fue intimo amigo del gran poeta catalán del amor, Marius Torres, y editó novelas relevantes de la literatura catalana como La plaça del diamant de Mercè Rodoreda o Bearn o la sala de les nines de Llorenç de Vilallonga
  2. Francesc Tosquelles es un psiquiatra nacido en Catalunya que impulso los hospitales de campaña para combatir las neurosis de guerra en la contienda civil española. Posteriormente fue notable en Francia por impulsar la sectorización psiquiátrica y la psicoterapia institucional inspirada en el Lacan clásico de "Función y Campo de la palabra y del lenguaje en el psicoanálisis".
  3. Véase las técnicas de puesta en escena del teatro japonés y el hikikomori entre los adolescentes.
  4. Giorgio Agamben habla del estado de musulmaneria como un estado previo en la supervivencia del campo de concentración a la muerte.
  5. Jordi Pujol es un político catalán que fue presidente de la Generalitat de Catalunya des de la transición española hasta los inicios del siglo XXI.
  6. Sostengo esta argumentación con la lectura del Seminario del banquete de los analistas de Jacques Alain Miller.
  7. Publicado en castellano en una recopilación de Ediciones del Cifrado bajo el título Las tres estéticas de Lacan. Buenos Aires, 2011. El caso clínico expuesto por Marie-Hélène Brousse, Una sublimación a riesgo del psicoanálisis, es una excelente muestra del trabajo analítico en la época de la clínica de la pulsión.